Reto: Nosotras no nos callamos
de Libros.com
El primer golpe
El primer golpe no lo vi venir.
X y yo nos conocimos por amigos en común. Él era muy amable, súper atento con todo el mundo. Carismático.
Estábamos locamente enamorados y a los seis meses, me pidió que me fuese a vivir con él. Todo iba bien pero, me tuve que amoldar a sus costumbres. El escote, súbetelo. La falda, bájatela. Los pantalones, mejor que no sean ceñidos porque ¿no querrás que te confundan con una golfa?
Una noche, llegamos a casa. Habíamos estado cenando con Candela y Jerónimo. Nada más cerrar la puerta del recibidor, me llegó el golpe. Me llevé la mano a la mandíbula por instinto y aunque no sangraba, notaba un sabor metálico. Le miré más sorprendida que asustada sin comprender nada.
—No me mires así —dijo X como si aquello fuese normal— ¿No sabes por qué te he pegado?
Apenas pude decir que no con un hilo de voz.
—¿Qué te crees, que estoy ciego? He visto como mirabas a Jerónimo. Estando su mujer y yo delante... Tú es que eres muy puta. ¿Te gusta ser puta? Voy a vigilarte muy de cerca porque lo de esta noche no me ha gustado nada.
Me fui al lavabo y lloré por sus palabras más que por el golpe. Me lavé la cara con agua fría. El lado donde me había golpeado se estaba poniendo feo.
Ese fue el primer golpe. Vinieron más. Me hice experta en maquillarme los moratones.
Si me arreglaba, era una perra buscona. Si no lo hacía, era una vaga de mierda que no servía ni para mostrarse apetecible para su hombre.
Golpes, patadas e insultos. Más de una vez me llevó por el pasillo arrastrándome del pelo.
Aguanté así durante ocho años. Hasta que un día me escapé con y por mis niños.
El último golpe
Mis niños ya son hombres. Han pasado veinte años desde que dejamos aquella casa del horror donde se pasaban muchas noches sin pegar ojo, escuchando como papá pegaba y trataba mal a mamá porque la sopa estaba fría o a la camisa se le había caído un botón. Según X, porque no tenía ni puta idea de nada.
—Mamá, tu comida está siempre buena. ¿Por qué papá es malo contigo? —me dijo un día mi David.
—Anda, mi amor. Tú come y calla —le contesté besándole la coronilla.
Aquel viernes de verano lo vi claro. X aún tardaría cuatro horas en llegar a casa, así que metí algo de ropa para los tres en una bolsa y cogí a mis niños. David de seis añitos y Darío de solo dos. Subimos a un autobús hasta el pueblo de mi prima y en dos horas estaba allí. Mi prima Carmen era de las pocas que sabía de mi mala vida con X. Por vergüenza, no era una cosa que quisiese ir contando. No me sentía orgullosa. Siempre me había dicho que no fuese tonta, que le denunciase y que le diese la patada. Pero yo pensaba que a dónde iba a ir con dos niños pequeños. Sin trabajo, sin coche. X me había apartado de todo y de todos. No me valoraba y me había anulado como mujer, como persona. ¿Pero qué clase de madre sería si no protegía a mis hijos de algo malo?
Ahora nos encontramos de nuevo en el juzgado. Vengo como testigo de la acusación, también Juani, la novia que tuvo después de mí. Venimos para que le metan entre rejas tras mandar al cementerio por una paliza a Míriam, su última pareja.
Mala hierba nunca muere pero vamos a echar herbicida y que no salga.
Que difícil suele resultar escapar, para las mujeres en esa situación. Y a veces no es suficiente, porque el culpable se vuelve acechante, un perseguidor para la mujer que logró dejarlo.
ResponderEliminarY a veces son víctimas los nuevos esposos, novios, parejas, para causar daño emocional a una mujer que logró escaparse.
Besos.
Pues sí, Demiurgo. Esto es cosa de todo el mundo. Padres, hermanos, hijos también. Y por supuesto, en contra de la violencia al revés, de mujer a hombre.
EliminarPero solo una mujer sabe qué cosas se sienten siéndolo. Por suerte, nunca me han puesto una mano encima.
Espero que la acción denunciadora se haga tendencia; sobre todo para esa parte de la sociedad que calla y gira la cara.
ResponderEliminarY que no aguanten esas cosas Cabrónidas. Discutir es normal, reprocharse cosas también, pero ejemplos como este... No sé. Esto si que es terror y no los zombis.
EliminarBuenos días, delaFlor.
ResponderEliminarOjalá algún día estas historias se conviertan solo en recuerdos de malas épocas pasadas. En estos casos, siempre, la realidad supera a la ficción.
Como conté en mi relato "Casas No Encantadas", hay lugares que no son hogares, por mucha apariencia de cobijo que tenga.
Un magnífico relato que muestra la realidad de muchas parejas, incluso todavía en pleno sigo 21, año 22.
Felicidades y ¡Violencia, Nunca!
Un abrazo.
Gracias amigo José Antonio.
EliminarPor suerte, nunca he vivido nada de esto, solo de pensarlo se me hiela la sangre.
Hola, delaFlor. Un relato duro que, desgraciadamente, refleja un problema social que continuamos teniendo en la actualidad. Una crítica que invita a la reflexión. Esperemos que este tipo de situaciones terminen por desaparecer.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ojalá, guapa.
EliminarMe he basado en las historias verdaderas que contaban las propias víctimas y eran dramatizadas por actores. No recuerdo el nombre y si era en Tele5.
"Tú es que eres muy puta", debio ser el punto y final, pero claro, es muy facil decirlo. Hay que encontrarse, y hacerlo casi por instinto, sin pensar. Supongo qu entonces no había hijos. la cabra tira al monte y es dificil disimular mucho tiempo.
ResponderEliminarahora ya es tarde.
abrazoo Dela
Gracias Gabiliante.
EliminarNunca estuve en esa situación, supongo que es amor ciego hasta que la venda se cae, posiblemente de tanto golpe.
¡Uf! Cómo duele este relato. Durísimo y tristemente real. Has plasmado muy bien la situación: el miedo, la rabia, la impotencia... Estupendo, Noelia.
ResponderEliminarGracias Marta.
EliminarY que sepan todos que esto pasa hasta en hogares "de dinero" también. Cuando das con un trastornado (que no con problemas mentales) puede ser así.
Hola DelaFlor. Lo primero que me ha llamado la atención es esa X con la que se nombra al maltratador, supongo que en un intento deliberado de despersonalizarlo y deshumanizarlo. Una vida contada en unas pocas letras que narra una historia desgarradora de alguien a quien se le ha negado incluso la posibilidad de ser ella misma. Muy triste pero con final ejemplarizante. Un abrazo.
ResponderEliminarQué placer tu comentario, Jorge.
EliminarHas dado en el clavo con lo de la X.
La historia es inventada pero lo peor es que cosas como estas pasan en la realidad. Esto es terror y no las pelis de miedo.
¡Hola, Noelia! En mi profesión he visto de todo y siempre he alucinado con los infiernos que pueden llegar a existir dentro de cada casa. De ellos, la violencia es sin duda el peor, es la consecuencia final de un círculo vicioso en el que se mete la pareja en ocasiones sin darse cuenta hasta que llega ese primer golpe que mencionas.
ResponderEliminarOjalá llegue el día en el que no sean necesarios estos días, en el que no se vierta una sola lágrima en los hogares. Un abrazo!!
Gracias por tu comentario, David.
EliminarYo esas cosas no las he visto o ni siquiera intuido. Pero como dije en una de mis respuestas, hacían un programa con testimonios, y me preguntaba ¿cómo es esto posible? Y normalmente, todos estos X tienen el mismo patrón. Son "sota, caballo y rey".
Hola, delaFlor, hay villanos que se quedan en nada ante un acto de valentía, los autenticos valientes que plantan cara y se termina esa vil cobardía.
ResponderEliminarGenial relato doble.
Un abrazo!
Gracias Pepe.
EliminarLo malo de los villanos es que los hay de verdad. Ojalá solo fuera cosa de la ficción.
Hola, delaFlor. Relato sobrecogedor más por poder fiel reflejo de muchas situaciones reales. Desde fuera es fácil opinar, como de los toros desde la barrera (lo digo como ejemplo no porque me guste ese tipo de espectáculo, más bien justo o contrario), pero creo que el problema parte de la complicidad de la víctima cuando empieza el maltrato.
ResponderEliminarSeguro que estos tipejos escogen a mujeres de poco carácter y hasta sumisas, porque con una con genio la primera se la llevaría como tu protagonista por sorpresa, pero la segunda seria con vuelta y sartenazo en la cabeza.
Creo que la educación debe ser en los dos sentidos y en estos tiempos esas situaciones, incluso cuando ella es la agresora (que también hay algún caso), deberían estar erradicadas. Socialmente, nos falta algún hervor para estar acordes a este siglo.
Saludos.
Gracias por tu visión JM.
EliminarYo creo como tú, en parte. Como buena libra que soy, dudo, dudo y vuelvo a dudar. Realmente no creo en personas de carácter fuerte o débil, ya que hay que ser muy fuerte para aguantar tanto maltrato ¿no?
Lo que sí que no entiendo es que no huyan cuando se ven las señales de alarma o Red Flags que le dicen ahora. O por qué hay mujeres que se sienten atraídas por este tipo de hombres.