02/08/2022

Aventuras en Hawaii (III)

Reto: La alegría es flor de un día
de Libros.com


En la comisaría estábamos pletóricos. Habíamos atrapado a la banda que había estado extorsionando a la familia Wellington, utilizando a su única hija. 

Se destapó que el clan de los Bandini, una familia de raíces italianas y mafiosas venida desde Nueva York en los años cincuenta, quería hacerse con el control del negocio en todo el archipiélago. 

Los Wellington eran los dueños de la cadena hotelera más importante de Hawaii y de otros países isleños y a pie de playa mayormente. Y en uno de sus hoteles, es donde Denzel y yo habíamos estado alojados todo el tiempo en el que duró el caso. 

Después de aquello, nos quedamos dos semanas más a modo de vacaciones, en donde Wainani y yo fuimos acercándonos cada vez más. Ya controlaba mejor el ponerme colorado cada vez que se acercaba. Jamás conocí a una mujer tan dulce, tan bella en todos los sentidos, y tan decidía y fuerte. 

Dos noches antes de volver a mi ciudad, nos besamos. Ambos nos estábamos mirando de aquella manera en la que sabes que terminará con un beso. La calidez del tacto de su piel no aliviaba la sensación de pesadez en mi estómago. Estaba empezando a saber que estaba enamorado de aquella mujer, y tenía que dejarla. 

—No digas nada —dijo Wainani— soy consciente de lo que va a pasar. Abrázame, y ya veremos.

¡Qué mujer! 

Ninguno de los dos lloramos al despedirnos en el aeropuerto, pero teníamos el corazón enfermo de amor. La besé profundamente antes de embarcar. 

En California me costaba conciliar el sueño, y apenas podía comer. Mi jefe en la policía, habló conmigo. Sabía que no rendía como antes desde que volví, y me desarmé. Le conté lo de Wainani. Lo entendió perfectamente y, ahora Wainani y yo somos felices en Hawaii.

4 comentarios:

  1. ¿Quizás William devolvió la placa? Eso es una gran noticia.

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    1. Ja, ja, ja, ja.
      Wainani también va con placa, por lo que mucho me temo que lo que ha pasado es que ha hecho un cambio de destino, pero sin dejar la placa ni el oficio.

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  2. Me fue inevitable imaginar a Denzel como Denzel Washington,

    Que jefe tan comprensivo, le consiguió un cambio de jurisdicción, para que siga usando su placa, pero junto a Wainami.
    Me gusta ese final. Un abrazo.

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    1. Jajajaja me pasó lo mismo cuando escribía sobre el amigo, me imaginaba aa Denzel Washington. Y como en ningún momento le describo físicamente, pues de igual como luzca.

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