06/03/2023

Tarde de sábado en cuatro actos

Foto generada y modificada por FaceApp
Desvarío: Suicidio

ACTO I


—¡Oye! ¿Te vas a quedar toda la tarde del sábado sentada en el sofá engordando aún más ese culo? 

—Déjame por favor. Hoy no tengo ganas de hacer nada. Además, no tengo con quién ir. Estoy sola. 

—¿Y yo qué soy? ¿Un macaco? 

—No. Sólo alguien que no me deja en paz. Parece que lo hagas adrede.

—Venga, tía. Vayamos al centro. Podemos ir de tiendas a hacer el cafre. ¡Mira el tiempo que hace!

—No sé… 

—Con razón nadie quiere ir contigo a ninguna parte, eres un muermo de chica. Por eso tus amigos y familia te han dejado de lado. Venga, venga, venga… Hazlo por nosotras. 

—Vale… Todo sea por no escucharte más. 


ACTO II


—¡Anda, mira! ¿No son Lena y Mire aquellas de allí? 

—Sí… Qué raro, me dijeron que tenían turno de fin de semana en el curro. Que no podían quedar… De hecho, llevan varias semanas esquivándome.

—¿Y tu hermana? ¿También te está evitando? ¿Cuánto hace que no hablas con ella? 

—Desde el mes pasado. Pero no quiero llamarla. Nunca hablamos desde que se fue, a no ser que sea yo quien coja el teléfono. Estoy harta. Estoy jodidamente harta de todo el mundo. 

—¡Llámala, llámala, llámala! Entremos en esta tienda, la llamas mientras miramos maquillaje y así salimos de dudas. 


ACTO III


—... 

—Klara, soy yo. Tu hermana. 

—... 

—¡No seas una falsa preguntándome qué tal estoy! En realidad te intereso una mierda. Si no te llamo yo, jamás haces nada por saber de mí. No te importa cómo estoy. Eres como papá y mamá. Y como todos los demás. 

—... 

—¡No me digas que me calme! ¡Yo grito lo que me da la gana! ¡No le importo a nadie! 

—... 

—No, Klara. Escúchame. No pienso volver a internar me. 

—... 

—De nada te va a servir llorar. ¡Qué te den! 


ACTO IV


—Pobre niña solitaria. Nadie te quiere. ¿Qué vas a hacer ahora? 

—No lo sé. De verdad que no lo sé…

—Pues algo tendrás qué hacer. Todo el mundo te está mirando como si fueras una tarada. Qué vergüenza. Menudo espectáculo has dado al teléfono. 

—Yo no quería… ¡Dios! Me gustaría desaparecer ahora mismo. 

—¡Hazlo! ¿Qué o quién te lo impide? 

—Nada. Nadie. 

—Pues mira que cuchillos más afilados perfectamente colocados hay en aquel lineal de la tienda. 

—¿Qué estás pensando? 

—Un cuchillo de esos en tu cuello, acabaría con todo tu sufrimiento. No tendrías que preocuparte por nada ni nadie. ¿Quieres lograr la paz? ¿Descansar de la vida para siempre? 

—Eso es lo único que quiero ahora mismo. 

—Pues ya sabes, sólo dos cosas: el filo cortante de un cuchillo y tu cuello, y luego, el descanso eterno.

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Me he tomado la libertad de dramatizar una historia en forma de dialogo a partir de una fatídica noticia acontecida este fin de semana. Dejo el enlace de la noticia AQUÍ. En televisión no he visto nada y me enteré por casualidad navegando por Internet.

Las enfermedades mentales dan mucho juego a la hora de escribir, pero son una cosa muy seria.

En España existen recursos de ayuda ante ideas suicidas, como el Teléfono de la Esperanza (717003717), la línea de atención a la conducta suicida del Ministerio de Sanidad (024), y el (112), que dispone de profesionales de psicología.

6 comentarios:

  1. Hola, Noelia.
    Un relato muy acertado y necesario.
    Yo también creo que las enfermedades mentales son muy serias y no reciben el caso y el tratamiento necesarios.
    Creo que en el 90% de los casos, incluso de los problemas físicos, llevan detrás un problema mental. Estamos abrumados por el entorno, los medios y los miedos y a veces no se puede sobrellevar solo. Muy buena idea la de informar de esos teléfonos.
    No sé por qué, pero desde el acto I adivinaba que esa "amiga" era una voz interior. Tal vez, porque se parece a la mía, que, afortunadamente, también me insulta de vez en cuando, pero para motivarme, no para llevarme a ese final atroz. Creo que es importantísimo entrenar y controlar esa voz, porque como dices, puede sernos útil muchas veces, incluso para escribir.
    Gracias por el relato y la reflexión.
    Un Abrazo.

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    1. Muchas gracias José Antonio.
      Todos tenemos una voz interior. Muchas veces, la mayoría del tiempo, nos ayuda a darnos ánimos y esperanza a nosotros mismos. La mente del ser humano es realmente compleja.
      Cuando me enteré de la noticia, quise escribir una ficción. No sé cómo una chica tan joven llega al extremo de hacer una cosa así, un sabádo por la tarde en una tienda con gente.
      Lo más decadente, en la misma noticia, la de gente que tuvieron que desalojar porque querían grabar el levantamiento del cadáver con sus móviles. Yo siento mucho pudor y respeto ante el dolor o la desgracia ajena. En momentos así, ni recuerdo que mi teléfono puede grabar vídeos.
      Sociedad de enfermos, y no hablo de las almas atormentadas de los suicidas.

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    2. No había leído esa segunda parte, aunque no me sorprende. Vivimos entre gente morbosa que preferiría ver morir a alguien y grabarlo, que salvarlo. ¡Qué pena!
      Creo que los jóvenes son los más expuestos a los problemas mentales. Viven una vida que les crea falsas esperanzas y pocas expectativas. No, por como son, sino por lo que creen que la sociedad les hace ser. Influencers, medios, gurús de la moda y el cuerpo, malas compañías y familias distraídas. Quieren ser otras personas y sufren infravalorados y sin autoestima. Veo muchos en las redes sociales.
      De todas formas, reafirmo lo que comentábamos al principio. Es necesaria mayor atención y caso ante estos problemas.
      Un Abrazo.

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  2. ¡Hola, Noelia! Un excelente relato, que muestra muy bien el proceso que puede llevar a algo tan incomprensible como que una persona acabe con su vida. El suicidio es el fracaso de una sociedad y me temo que será un problema aún mayor en el futuro, sobre todo en nuestros jóvenes. En mi opinión, una sociedad tiene que ofrecer referentes y futuro, y hoy día se les llena a los políticos la boca con las bonanzas de todas esas chorradas programáticas que vemos cada día en la tele sobre la tecnología, los avances de la ciencia, la IA... Recuerdo los 80 y pienso en mis padres, vivieron la postguerra y muy jóvenes tuvieron que emigrar de su pequeño pueblo a las minas de Alemania, mi padre, y a los hoteles en la Costa Brava, mi madre. Experiencias duras, pero que sabían que eran un sacrificio para pocos años después poder formar familia y asentarse en una ciudad como Barcelona, donde encontraron trabajo y, aunque sin lujos conseguir su plan de vida, formar una familia, comprarse un piso y un coche. Con menos de veinte años tenían un objetivo y la convicción de que su esfuerzo les llevaría a él. Hoy, ni con más de treinta encuentras a personas que sepan realmente a dónde quieren llegar ni que crean que eso pueda ser posible por más que se esfuercen. Y sin eso, llega la apatía, luego la desidia, más tarde la depresión y la soledad. Luego los pensamientos intrusivos y nocivos. Y así hasta esta idea. Todo esto último lo has desarrollado perfectamente desde el primer acto. Un abrazo!

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    1. ¡Hola David!
      De verdad, no sé qué pudo pasar por la cabeza de la chica de la verdadera noticia. Cada persona es un mundo, a veces, hasta varios mundos distintos hay en una misma persona.
      Para acabar alguien con su propia vida, hay que ser muy valiente y muy cobarde a la vez. Y nunca entenderé los suicidios en gente joven, ya que tienen, a priori ante sí, una larga vida que poder encauzar.
      Lo que realmente me impactó fue cómo alguien hace una cosa así en medio de una tienda con gente, un sábado en plena tarde. No soy psicóloga, pero seguro que hay estadísticas sobre suicidas, con categorías como edad, género, clase social y la forma en la que lo hacen. Suele ser un acto íntimo, por lo que mucho me temo, que esta joven estaba sola aún rodeada de gente.
      Muchos jóvenes viven "En los mundos de Yupi" y no es así. Sólo hay que verlo con el tema del feminismo y el machismo.
      No, machismo no es que haya asesinos y violadores de mujeres. Esos energúmenos son escoria. Y siempre habrá escoria (también mujeres, aunque con otro tipo de delitos normalmente).
      Machismo es la brecha salarial, e incluso el insulto de las femonistas disfrazado de ayuda, como bajar la exigencia en unas oposiciones simplemente por ser mujer. Y qué decir de la nueva ley trans, donde Manolo decide ser mujer y será mujer, aunque le lleve una barba hasta los tobillos, mee de pie y no tenga intención de parecerce a una mujer ni en el blanco de los ojos.

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