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Antes de morir, su madre ya le había enseñado todo sobre el mundo y a cómo lidiar con la gente. Pavel, sobrepasando ya los cincuenta, era un ser solitario que nunca quiso saber de compromisos y mucho menos en dejar descendencia, desde que su padre se marchara un día de casa para no volver. Él y su madre habían vivido juntos hasta que ella murió hacía cinco años. Y creía a pies juntillas que si no estaba con nadie… Jamás nadie le abandonaría.
Pavel vivía en el segundo piso de un modesto edificio de cuatro plantas. Betty y Joe Miller vivían en el primero. Un matrimonio de más de ochenta años que llevaba allí toda la vida. A Pavel le molestaba sobremanera que Betty le abordara por la escalera para cualquier tontería.
—Buenos días, Pavel. ¿Hoy no trabajas? ¡Vaya suerte! ¿O es que tienes que arreglar lo de tu madre?
—Buenos días, Betty. Sabe que mi madre murió hace tiempo y está todo más que controlado. ¿Viene de la compra? Tenga cuidado, que estas escaleras son muy empinadas.
—¿No crees que la luz de la escalera no ilumina?
—Señora. Cambié hace dos días la bombilla fundida. Si no le gusta, que su marido la cambie por otra.
—¡Por dios, Pavel! ¡Qué descarado eres desde bien chiquito. Si viviera tu madre, iría corriendo a decirle lo impertinente que es la juventud en nuestros días.
Pavel la dejó con la palabra en la boca y se fue pensando que estaría muy bien que cayera rodando las escaleras. Así habría una vieja loca menos en el mundo. Betty llevaba una década con problemas de Alzheimer, con el fastidio que le ocasionaba al darle la murga con las mismas cosas.
Era sábado, y Pavel se juró a sí mismo no volver a salir a comprar en fin de semana. Tuvo que aparcar en la plaza más alejada del hipermercado entre dos mastodónticos coches, esperar en una kilométrica cola, y que el niño de la pareja esperando detrás, le atropellara repetidamente con el carro. A la tercera, Pavel dio un culazo al carro, haciendo que la frente del crío se estampara con el cacharro de insertar la moneda. El niño lloriqueó, pero los padres no le hicieron mucho caso, ensimismados en sus respectivos teléfonos.
Cuando por fin llegó a casa, se encontró con Darius y Asha, los nuevos inquilinos del cuarto piso. Viendo el vientre de la mujer, sabía que no tardaría en dar a luz a la criatura que seguramente, le despertaría con sus llantos en mitad de la noche.
—Señor Pavel, qué bien que le vemos... Justo ahora el ascensor no funciona, ¿le echaría un vistazo? —dijo Darius con su eterna sonrisa y sus ojos saltones—. Es que Asha ya sale de cuentas y no está para subir escaleras.
—Mirad, yo no soy el manitas de la comunidad. Ya llamaré al técnico cuando tenga tiempo. Aunque siendo sábado, no creo que venga nadie hasta el lunes.
—Pero vecino, ¿no ve cómo estoy? —dijo Asha molesta.
—Si os hubierais quedado quietecitos... Pero ya se sabe de la gente como vosotros. Siempre teniendo hijos.
—No le parto la cara ahora mismo de milagro. Sabía que era un tipo despreciable, pero no lo de racista de mierda. Ya veo que los negros no le gustamos. Aunque dudo mucho que le guste alguien. Otra salida de tono como esta y le denuncio.
Pavel comenzó a subir hacia su casa sin dignarse a mirarles, indignado porque el pescado se le estaba descongelando por culpa de aquellos necios.
Después de comer, Pavel se dispuso a echar una cabezadita en el sofá mientras veía las noticias. Cerró los ojos y soñó que era un cuatrero sin caballo en medio de la llanura, cuando de la nada, una manada de búfalos empezó a perseguirle. El ruido de las patas contra el suelo era cada vez más ensordecedor, haciéndole despertar de golpe. Las gemelas adolescentes del tercero estaban de nuevo con sus tonterías de Tik Tok. Aquellas ridículas crías de quince años, se pasaban el día haciendo aspavientos con las manos y bailando.
De un salto, se levantó de su siesta, subió las escaleras de dos en dos y llamó a timbre con rabia.
—¿Qué se te ofrece, Pavel? —preguntó su vecino Bill.
—¿Puedes domar a tus hijas, que parecen un par de yeguas desbocadas?
—¿Cómo has dicho?
—¿Qué pasa, cariño? —Intervino Karen por detrás de su marido.
—Que este energúmeno ha venido insultando a nuestras hijas.
—Sí, porque se pasan el día trotando por casa hasta que un día me tiren el techo encima.
—¡Papá! Dile que no ladre tanto y que se tome una pastilla para dormir —dijeron Bella y Keira al unísono.
—¿Qué jaleo es éste? —dijo Joe, fatigado por subir del primer al tercer piso.
En un instante, el replano se convirtió en la guerra de todos contra Pavel. Todos dijeron estar hartos de sus rarezas y de su comportamiento cada vez peor. Dejándolos por imposible, bajó a su casa y se aisló con sus auriculares para escuchar la 5ª Sinfonía de Beethoven y, aunque no se veía capaz de hacerlo, cerró los ojos imaginando cómo sería rociar de gasolina el edificio y prenderle fuego con Darius y Asha, con Bill, Karen, Bella y Keira, y con Betty y Joe dentro, para finalmente irse a vivir a una autocaravana y rodar feliz, sin vecinos molestos.
Muy buen relato, al tanto con las bases. Mucha suerte. Un abrazo. 😊
ResponderEliminarGracias y otro abrazo para ti, Merche 😊
EliminarEs un vecindario bastante dificil. Mejor es vivir en el campo, donde nadie arruine nuestras vidas. Estoy con pavel, yo tambien le prenderia una hoguera al edificio ese.
ResponderEliminarGracias José. Me inspiré en 13 Rue del Percebe, no te digo más 😅
EliminarHola, Noelia. Desde luego, la convivencia vecinal en ocasiones es complicada. La música clásica y los auriculares es un buen recurso para conseguir la calma.
ResponderEliminarUn relato bien narrado. Suerte en el concurso.
Gracias Carmen. Quería hacer a una persona antipática, machista y racista y con pensamientos instrusivos, pero hasta ahí. No quería hacer a un asesino 🙃
EliminarTiene sus defectos pero se entiende a Pavel. Esos vecinos son molestos.
ResponderEliminarLo más práctico es irse a mudar a autocaravana, que supongo debe de ser una casa rodante.
Besos.
Gracias Demiurgo. Pues sí es una buena opción que venda el piso y se vaya a rodar con la caravana 👍
EliminarPodría hacer como Mr Scrooge en Cuento de Navidad y hacerse amigos de los vecinos. ¿Merece la pena vivir en soledad?
ResponderEliminarHola Federico. No creo que mi personaje quiera hacerse amigo de nadie 😂
EliminarBuen aporte y muy bien captado el espíritu de ignstiuus. La reunión de vecinos improvisada, acabo como todas. Tampoco es tan raro que se repite, si todo el mundo te va pidiendo wue arregles esto y aquello, siendo un simple vecino.
ResponderEliminarAbrazoo
Gracias Gabiliante. Es que se juntó el hambre con las ganas de comer 😂
EliminarHola Noelia excelente relato, la suerte jugaba al escondite con el no era un vecino pesado era todo la vecindad. Madre mía. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Ainhoa. Sí, cada uno es particular a su manera 😅
EliminarEspero que Pavel haga el bien y con ello una sociedad mejor. Incluso me presto a proveerle la gasolina.
ResponderEliminarHombre Cabrónidas, no hace falta llegar tan lejos 😅
EliminarHola, Noelia. Me he divertido mucho leyendo tu relato. ¡Qué gracia eso de "si os hubierais quedado quietecitos..."! ¡La monda! Muy buena propuesta. Un abrazo!
ResponderEliminarPues mucha gracias Beri. Quería que Pavel dijera algo muy impertinente, racista, clasita... en fin. Que es todo un personajazo!!
EliminarMenudo vecindario nos has retratado, madre mía. Y lo peor es que no es un caso raro, ja, ja. A veces dan ganas de irse a vivir en plan ermitaño a mitad del monte. ¡Buen relato y suerte con el concurso!
ResponderEliminarHola MJ!!
EliminarVivir en sociedad, algo más difícil de lo que parece.
Muy bueno tu relato, bastante complicado ese edificio con esos vecinos, yo estoy agradecida de vivir en una casa sin vecinos molestos arriba, jajajaja, lo compadezco al pobre Pavel.
ResponderEliminarSaludos.
PATRICIA F.
Gracias Patricia. La verdad, es que tengo bastante suerte y no me quejo de mis vecinos.
EliminarEstupendo, Noelia. Has retratado una comunidad de vecinos muy particular. Muy buen aporte al concurso. Mucha suerte.
ResponderEliminarGracias Marta.
EliminarCada uno con sus particularidades 😅
Hola Noelia. Menudo personaje este Pável, clavadito a Ignatius Reilly e igual de malhumorado y enfrentado al mundo. La típica persona que ve en el comportamiento de los demás el origen de sus males y que piensa que el mundo está contra él, sin tratar de comprender las circunstancias de cada cual. Gruñón, antipático y falto de empatía. Lo has retratado de tal manera que creo que a todos nos ha caído mal, lo cual tiene su mérito. También es cierto que los vecinos parece que abusan un poco de él y pretenden aprovecharse. Muy divertido y ameno. Un abrazo.
ResponderEliminarPues muchas gracias por tus palabras, Jorge 😊
EliminarHola, de la Flor. Vaya pieza era ese Pavel, aunque no le culpo, una comunidad de vecinos es siempre un examen para nuestra paciencia, y mas si es tan variopinta como la que has planteado, qué de casos en una simple escalera. Muy divertida y con un final con el que muchos podríamos empatizar, aunque sin querer llegar a tales extremos ,jjaja.
ResponderEliminarUn abrazo!
Hola Pepe.
EliminarQuería hacer un personaje antipático y sin mucha empatía, pero no un criminal 😉
Me gusta el relato. Es un acierto la elección de narrador en tercera persona que permite al lector pasear cómodamente por esa "comunidad" cambiante sin necesidad de involucrarse en una acción descabellada pero muy verosímil por la distribución de la trama. Del mismo modo, los personajes tienen entidad, siendo admisibles algunos puntos más débiles en el retrato de cada uno de ellos, porque a la postre el protagonista principal aguanta bien el envite y el lector no se resiente.
ResponderEliminarHay una parte final, que me gusta menos. En el último párrafo, el narrador testigo pasa a ser narrador omnisciente sin razón que lo justifique. EMDO (EnMiDespreciableOpinión) tal parece que la autora implícita tuviese prisa por acabar y decidió sustituir al narrador . Así sabemos por arte de birlibirloque que «…Todo el mundo estaba harto de sus rarezas y de su comportamiento cada vez peor» sin que nadie lo supiese dentro de la diégesis(aparte de la autora implícita). Y esto queda más recalcado, con el texto : « aunque sabía que nunca lo haría, cerró los ojos imaginando cómo sería rociar de gasolina el edificio y prenderle fuego con Darius y Asha, con Bill, Karen, Bella y Keira, y con Betty y Joe dentro, para finalmente irse a vivir a una autocaravana y rodar feliz, sin vecinos molestos.»
Se pasó de MOSTRAR a DESCRIBIR, y tal vez haya sido por esa sustitución del narrador testigo, por un narrador omnisciente que SABE lo que el personaje IMAGINA , además de SABER lo que nunca haría.
EMDO, ese SABER solo lo tiene la autora del relato, y no el narrador. Y como es bien sabido, quien lleva al lector de la mano es el narrador y NUNCA el autor o autora debe entrar al desarrollo narrativo de los hechos (diégesis) so pena de que el lector abandone el espacio. Y eso a los autores no nos gusta ¿no?.
Como resumen de todo lo dicho:
1 - El relato es tuyo y es un buen relato. A mi me gusta.
2 - Tal vez mereciese la pena, dar un par de vueltas al final, y con poca cosa se pudiese mantener la trama, MOSTRANDO más que DESCRIBIENDO.
3 - Como el relato es tuyo, todo lo escrito por mí, pasa a segundo plano, porque el interés es el de tu trabajo.
4 - Mi clasificación personal(*) es BUENO, y podría ser MUY BUENO, con algún ajuste en la línea apuntada.
Gracias por la propuesta. Un abrazo y salud.
(*) Niveles de calificación: 1- Sin clasificar / 2 - Bueno / 3 - Muy Bueno / 4 - Excelente.
Madre del amor hermoso, Javier!
EliminarEs casi más largo tu comentario que mi relato. Menudo análisis tan estupendo. Me has hecho ver algo de lo que no me había dado cuenta.
Seguramente, te habrás dado cuenta que no tengo estudios de creación literaria. De ahí mis fallos.
He cambiado lo que me has comentado. A ver si está correcto. La mayoría de las veces, escribo dando palos de ciego. Y lo que más me importa es que, las personas que me lean, comprendan la historia y no se pierdan.
Muchísimas gracias, JavierHa sido como recibir una corrección de un profesor. Un comentario que me ha aportado valiosa información.
Estoy de acuerdo con Pavel, en lo de irse a vivir a una autocaravana, en su caso va a ser lo mejor! Este personaje podría ser un hermano gemelo de Ignatius... Ja, ja! Enhorabuena por tu personaje! Un abrazo!
ResponderEliminarMuchas gracias Marifelita 😊
EliminarHola Noelia, ole por este Pavel, no me extraña que esté harto y tenga pensamientos pirómanos. Me gustó tu historia. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias Emerencia 😊
EliminarPues que quieras que te diga. Empatizo con Pavel; no por su forma huraña de ser, más bien por lo justificado de las quejas que tiene de sus vecinos. Se debe ser tolerante pero solo hasta cierto punto. Hay comportamientos de algunos, que conviviendo con otros son difíciles de asumir.
ResponderEliminarPavel forever ;)
Un abrazo.
Madre mía Francisco. Veo que a la gran mayoría empatizais con Pavel, y esa no era la idea original al escribir el relato. Pero bueno, así es la literatura. Cada lector tiene su propia interpretación y es libre de sentir lo que lee a su manera.
EliminarGenial relato. Uno puede llegar a entender el mal humor de Pavel. Como dice Sarte "El infierno son los otros". Suerte en el concurso. Un saludo.
ResponderEliminarGracias Cynthia 😊👍
EliminarPavel Ignatius en estado puro, la radiografía de una patología insociable. A veces me gustaría ser como él, la educación y las buenas maneras pesan un poco (sonrío). La voz elegida más que acertada.
ResponderEliminarMuy buen trabajo de la Flor.
Hola Tara.
EliminarCreonque se puede intentar el nadar entre dos aguas 😉
Gracias, Noelia, por participar con este relato en el homenaje a John Kennedy Toole y La conjura de los necios. Un abrazo y suerte!
ResponderEliminarGracias a ti David por incentivarnos a retarnos y a aprender 🤗
EliminarHola, De la Flor. Si un solo vecino necio es una pesadilla diaria, no te digo nada de toda una comunidad danto la matraca. Los problemas vecinales suelen ser insoportables. Con humor y un agrandando poco las situaciones, el relato es una realidad. Me ha gustado. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Isan. Humor con mucha mala leche 🤡
EliminarHola... la verdad creo que una autocaravana no sea la solución perfecta para Pavel, por lo de las aves, los insectos y todos esos otros nuevos vecinos que tendría. Es probable que le convenga mas una explosión nuclear o un agujero negro o alguna otra cosa de esas que acaban absolutamente con todo a su alrededor... ja ja... Excelente relato.. ¡Saludos!
ResponderEliminarPues no lo sé, Octavio je, je, je. Eso ya es imaginar mucho matde lo que dura el relato.
EliminarUna comunidad muy latosa, no sabeis las quejas que pueda recibir un presidente de la counidad. Un buen relato. Suerte en el tintero. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Mamen. Sé de buena tinta lo "tocagüevs" que es la gente. Eso no quita que Pavel sea un ser que es mejor tenerlo lejos.
EliminarHola, Noelia.
ResponderEliminarDesde luego, la convivencia con los vecinos suele ser muy complicada. ¡Y que no me escuchen mis vecinos!
La música clásica con auriculares es un buen recurso para vivir feliz. O eso, o mudarse al campo, que tampoco está mal.
Un relato bien narrado. Suerte en el concurso.
Gracias Trujamán, es lo que tiene vivir en comunidad 😉
EliminarHola de la Flor, con esos vecinos tan molestos es de entender que tu protagonista tenga esos pensamientos .
ResponderEliminarEs un tema el que tratas en tu relato que puede llegar a suceder y la verdad molestan que sean tan cabroncetes y no dejen en paz , de ahí que mudarse al campo sea una opción entendible .
Gracioso tu protagonista
Un abrazo
Puri
Hola Dulcinea. Veo que a muchos os hace gracia estenpersonaje, lo cual no sé si es buenono malo, porque no era mi intención 😅
EliminarMenudo cabroncete el tal Pavel, jejeje. No le gusta nada, bueno la música clásica si, jajaja. Un gran personaje protagonista. Me gustó también la elección de la comunidad de vecinos para la historia. Mucha suerte en el concurso.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias Pedro. Me inspiré en series de la televisión y el cómic de 13 Rue del Percebe 🤡
EliminarHola, de la Flor:
ResponderEliminarLo bueno de textos como el tuyo, que ficcionan la realidad con acierto, es que el lector se convierte en un protagonista diferente en cada una de sus relecturas. Dependiendo de cómo haya ido tu día con tus convecinos, unas veces te lees en Pavel, otras en Betty o Darius. Tus personajes están muy bien perfilados en los diálogos que mantienen con el antagonista del relato.
Un abrazo, de la Flor.
Muchísimas gracias Nino 🤗
EliminarExcelente relato Noelia.
ResponderEliminarMucha suerte en el concurso.
Gracias Estrella 🤗
EliminarHola, de la Flor. Pavel es un tipo desagradable pero tampoco sus vecinos son unos santos. Supongo que todos tenemos nuestras manías y solo el esfuerzo por crear un buen ambiente permite que vivamos en sociedad. Todos somos un poco Pavel.
ResponderEliminarMuy buen trabajo. Felicidades.
Gracias Burno. Creo que somos ambos, a veces Pavel, a veces los vecinos 😉
EliminarHas hecho muy buen retrato sobre un tipo bastante común, aunque anden camuflados. Pero como buena conocedora del género humano, los psicópatas son pocos (gracias a Dios), y éste sólo es una persona enfadada con la vida.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Maite, y gracias.
EliminarNo quise hacer un psicópata, eso es verdad.
Lo has entendido perfectamente, y me choca que la mayoría de comentarios digan que les cae bien Pavel aunque pocos le quisieran como vecino.
Hola, de la Flor Ruiz, menos mal que eran pocos vecinos y mal avenidos, je, je; casi me vi reflejado. En una comunidad mayor este sujeto acaba por el hueco del ascensor. La verdad es que, a pesar de su carácter tan poco social, algo de razón tiene en sus apreciaciones, pero la forma en que lo dice es lo que le pierde.
ResponderEliminarSaludos y suerte.
Gracias JM. Te doy toda la razón.
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