12/04/2022

Otro maldito lunes: La enfermedad de Mía

Reto: Farmacia de guardia
de Libros.com


1988, Madrid

Guantes, gorra y gafas oscuras. Aquel lunes faltaban cinco minutos para cerrar la farmacia. Nadie en el mostrador. Armando entró directo hacia la caja registradora. Sería rápido en coger el dinero e irse muy lejos de allí. Jamás daba un nuevo golpe cerca del anterior, y hasta la fecha, le había ido bien.

Pero a Armando todo se le volvió negro, despertando media hora después. Sus ojos tuvieron que acostumbrarse a la oscuridad. Estaba encerrado en una habitación con un ventana demasiado pequeña. Se maldijo, seguro que habían llamado a la policía y le habían dejado allí para que no escapase mientras llegaban. La cabeza le dolía horrores, alguien le había golpeado. Aunque lo intentó, no hubo forma de salir. 

Cuando su reloj marcaba las nueve y media, la puerta del cuarto se abrió y entró el matrimonio que regentaba el negocio, una pareja de treinta y tantos años.

—¿Dónde me lleváis? 

—Pronto lo verás. 

Luís y Paloma le llevaron a una habitación infantil rosa, cerraron la puerta de golpe y echaron la llave. Mirando hacia una esquina, había una niña de unos ocho años que al oír la puerta cerrarse, se dio la vuelta. Pálida, blanca como la pared, con unas enormes ojeras negras, su boca empezó a salivar en cuanto vio al hombre. Corrió hacia él y le mordió en un brazo, Armando le dio un golpe con el codo y la tiró al suelo, desestabilizándola por unos segundos.

—¿Qué queréis de mí? ¡Sacadme de aquí!  Si me dejáis ir, no me volveréis a ver el pelo.

—Lo sentimos —dijo Luís —Es Mía, nuestra hija. Padece una rara enfermedad y necesita comer carne... Humana. Estamos trabajando en una cura, ​​​​pero de momento, es lo que hay. Te equivocaste de farmacia. Y ahora tú serás su cena.

4 comentarios:

  1. Oh, relato de terror. Le está bien empleado, por entrar donde no ie llaman!

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    1. Sí!! Pues pronto publicaré la tercera y última parte. La continuación de «Otro maldito lunes».

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  2. Vengo de leer el relato con Mía, ya crecida.
    El ladrón se arrepentirá el resto de su vida, por haber entrado esa farmacia. Lo que no será mucho, pero sí será terrorífico.
    Muy bien contado. Un abrazo.

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    1. Gracias!! He escubierto que se pueden meter zombis en cualquier situación.

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