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—¡Miranda una "Mirinda"!
—Venga ya Manolo, siempre las mismas tonterías tan temprano...
—No te pongas así mujer, sabes que es broma —dijo el hombre moviendo el palillo en la boca.
—Esto en el ring no me lo dirías.
—Por supuesto que no, quiero poder seguir viniendo aquí para beberme una caña y, ya que estamos una ración de calamares.
—Por hoy te vas a salvar —le contestó la chica sacándole la lengua.
Miranda llevaba ayudando a su padre con el bar desde los doce años, cuando a su madre se la llevó el cáncer. Ahora, a sus veintitrés, se pasaba cinco noches a la semana en el gimnasio de su novio Ricky, preparándose para ser la campeona mundial de boxeo en la categoría de peso ligero.
—Estoy nerviosa Ricky, queda menos de un mes para viajar a Berlín y luchar por ser la mejor del mundo.
—Cero nervios ¿vale? Estoy contigo como entrenador en el ring y como novio fuera de él. Y como dijo Muhammad Ali: "Para ser un gran campeón, debes pensar que eres el mejor. Si no lo eres, debes hacer como que lo eres".
—O sea...
—Créetelo Miranda, eres la mejor. Que los demás piensen que lo eres. Yo lo creo, pero debes creértelo TÚ.
—Lo voy a hacer por mi padre, quiero que esté orgulloso de mí.
—Lo está desde siempre. Eres su niña, lo único que tiene. Y ya eres la mejor de Europa.
—Y por mi madre, que me vea desde donde esté, conseguir lo que ella no pudo por decidir tenerme junto a mi padre.
—Vamos nena, hora de recoger por hoy —dijo Ricky besándola en la frente.
Miranda Sancho no ganó, cayó en semifinales, pero seguiría luchando para ser la mejor. Era la mejor, en no rendirse.
Ya en las escuelas, desde pequeños, nos inculcan la competitividad y ser el mejor. Nos hicieron creer que no ser el primero es un fracaso y en esta sociedad nunca se habla del que queda segundo.
ResponderEliminarCreo, que uno debe "ser el mejor" o al menos intentarlo, para satisfacción personal,y no centrarse tanto en la opinión de los demás.
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