Somos Indíbil y Mandonio, y nuestras figuras de bronce llevan mirando hacia el río Segre y el *Pont Vell desde mediados de los años cuarenta del siglo XX. Aunque nosotros estuvimos pisando estas tierras en el siglo III a.C.
Presidiendo la entrada de *l’Arc del Pont hemos visto crecer y modernizarse a la ciudad de *Lleida. Nuestra estatua ha sido vandalizada en alguna ocasión, pero también limpiada y restaurada. Somos un punto de encuentro para muchas personas en esta ciudad. Todo el mundo nos conoce, pues estamos en uno, por no decir en el que más, de los puntos más famosos de la urbe.
Mi cuñado Mandonio y yo éramos íberos. Él era el jefe de los ausetanos, y yo el rey de los ilergetes. Tuvimos que combatir contra los cartagineses, y después nos enfrentamos a los romanos. Debimos ser muy relevantes para la historia de este lugar, donde se derramó nuestra sangre al morir en el 206 a.C. en una sublevación fallida contra Roma.
Ahora vemos desde aquí como todo ha cambiado y paradójicamente, nada ha cambiado en más de dos mil años de historia. Luchas, guerras, invasiones, y la tierra siempre siendo regada por la sangre de los diferentes pueblos del mapa. Lo único que parecer ser que tenemos en común, es esa sangre roja que corre por nuestras venas.
Aún así, siempre estaremos recibiendo a todo aquel que quiera venir a Lleida.
*Pont Vell: Puente Viejo
*l’Arc del Pont: el Arco del Puente
*Lleida: Lérida
![]() |
Vista desde atrás de Indíbil y Mandonio, década de los cuarenta del siglo XX |
250 palabras (contando las acotaciones con asterisco)
Tal vez sea peor, con motivaciones más mezquinas.
ResponderEliminarCon métodos más letales, masivos, que permiten que los líderes dirijan las guerras desde muy atrás, de las que no participan.
Besos.
Toda la razón, Demiurgo. Las guerras son cada vez peores. Creo que el punto de inflexión fue la II Guerra Mundial.
EliminarAhora las armas son más letales y se tiran bombas como quien lanza confeti.
Hola, Noelia, muchas gracias por tu participación en el microrreto del Tintero de Oro. Con tu relato nos has enseñado un poco de historia y también has reflexionado sobre lo poco que ha cambiado la sociedad cuando sigue habiendo guerras, una pena.
ResponderEliminarUn abrazo. :)
Muchas gracias, Merche.
EliminarEmpecé a escribirlo porque es una estatua que siempre me ha llamado la atención. Para ser honesta te digo que solo sabía que eran de la tribu de los ilergetas. Lérida es una ciudad de las pequeñas y por su perfecta ubicación, todo el mundo que viva por aquí sabe de ella. Así que me fue bien el documentarme para hilar el relato.
Pues no va a quedar otra que dar un paseo por Lérida para conocer a Indibil y Mandonio y rendirles el homenaje merecido. Tanto como a ti, compañera Noelia. Buen relato y buena historia para recordar el pasado que forma parte de nuestro presente en en bronce sobre el pont Vell.
ResponderEliminarMuy bueno, Noelia.
Muchas gracias, Tara.
EliminarNuestras ciudades están llenas de historia y por eso no quise ir en busca de algo de fuera o algo más reconocible. Así aprendemos todos, incluida yo 😁
Hola Noelia, muy buena inspiración. Lleida tiene lugares preciosos. Un abrazo y feliz fin de semana
ResponderEliminarGracias, Nuria.
EliminarJa, ja, ja, ja. Buen fin de semana a ti también, aunque aún estemos a martes 😁⏰
Hola Noelia, muy interesante microrrelato. Te quedó muy bien. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Ana 👋
EliminarQué hermoso relato, Noelia. Me ha encantado cómo le das voz a Indíbil y Mandonio, convirtiéndolos en testigos silenciosos de la historia que sigue repitiéndose. Hay algo profundamente poético en imaginar que esas estatuas, desde su rincón en Lleida, observan los cambios y las guerras con una sabiduría triste. Me hizo pensar en cómo los lugares guardan memoria, incluso cuando nosotros la olvidamos. Gracias por recordarnos que, aunque el tiempo pase, hay heridas que siguen abiertas y monumentos que nos invitan a reflexionar. Un abrazo desde mi rincón del mapa
ResponderEliminarMuchas gracias, Raquel. Me alegra que te haya gustado.
EliminarIndagando después, queda claro que no eran así realmente. ¿Quién puede saber cómo era alguien tan antiguo?
El caso es que hay historias de estas en todas partes.
Hola, Noelia. Pues no conocía la historia de estos dos guerreros y me ha encantado saber un poquito de ellos. Me gusta también la reflexión de fondo en torno a lo poco que cambian ciertas cosas por mucho tiempo que pase. Muy buen micro.
ResponderEliminarGracias, Marta ☕
EliminarComo ya he dicho a otros compañeros, en todos los lugares hay alguna historia parecida a esta. Las ciudades están llenas de estatuas, ya da igual de gente de hace dos mil años o doscientos.
Bella escultura, yo por lo pronto me educo porque no sabia de la existencia de esos heroes y mucho menos de la escultura, quedo pues aprendiendo y sorprendiendome
ResponderEliminarMuchas gracias, J.C.
EliminarMismamente yo he aprendido cosas que desconocía de dicha escultura y eso que llevo viéndola desde que nací.
Como bien cuentan tus protagonistas... Hay lecciones de historia a que por más que se repitan la humanidad nunca las aprende.
ResponderEliminarPor cierto, no conocía ni está estatua ni a los representados en ella, así que me encanta haberlos descubierto gracias a ti.
Gracias, Rebeca.
EliminarYa me imagino. Son de esas estatuas que solamente conocen, y no del todo, los habitantes de dicha ciudad. Todos los lugares tienen esta clase de historias.
Hola,
ResponderEliminarPues va a ser verdad eso que tras 2000 años estamos igual! Hace tiempo que tengo la visita a Lleida pendiente, sin duda cuando vaya buscaré a esta ilustre pareja! Un abrazote!
Muchas gracias, Marifelita.
EliminarBienvenida cuando quieras. Como turista no tendrás problema en situarla porque está en un lugar emblemático.
Pues dos figuras testigos de nuestra propia vergüenza. De pasar año tras años siendo la misma humanidad autodestructiva... Excelente relato.
ResponderEliminarMuchas gracias, Octavio.
EliminarSi es que desde que la humanidad tiene nombre, han existido esta clase de tropelías, rencillas y rencores.
Es una historia muy interesante , que me recuerda a romulo y remo , gracias por tu relato.
ResponderEliminarGracias, Manuel. Aunque no tiene mucho que ver con Rómulo y Remo.
EliminarMe gustaron los personajes, la historia y la reflexión sobre nuestro presente; también me encanto aprender algo que desconocía por completo. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, Juana.
EliminarCreo que nuestras tierras están llenas de estas historias.
Pocos lugares se libran de haber sido moneda de cambio en alguna guerra. La suerte que tenemos es no haber coincidido en el tiempo con ellas. Una suerte de ña que por desgracia no todos gozan.
ResponderEliminarAbrazooo
Hola, Gabiliante.
EliminarBueno, eso de suerte es relativo. No tenemos guerras per sé en nuestro territorio, pero el mundo está fatal. El ser humano erra y tropieza con la misma piedra.
Hola Nuria, gracias por presentarnos a los dos cuñados y su historia. Si paso por Lleida seguro que les hago una visita. Abrazotes.
ResponderEliminarGracias, Ainhoa. Pues bienvenida 😅
EliminarSoy Noelia (no Nuria).
Vivir más de dos mil años es lo que tiene, se ven muchos cambios alrededor. Aunque seas una estatua que estás ahí desde hace siglo y medio, los cambios han sido enormes. menudos episodios políticos e históricos habrán visto en esos ciento cincuenta años.
ResponderEliminarUn abrazo.
Otro para ti y muchas gracias 🌷
EliminarUn buen micro, que narra por boca de los personaje un trocito de la historia de la ciudad. Buena participación. Saludos!
ResponderEliminarMuchas gracias, lady_p.
EliminarHola Noelia. En este escrito entrelazas la historia milenaria de los líderes Ilergete y Ausetano, que lucharon contra cartagineses y romanos hasta su muerte en el 206 a.C., con una meditación sobre la permanencia del conflicto humano –“la tierra siempre regada por la sangre”– y la universalidad de la sangre roja que une a los pueblos. Me encanta. Los detalles, como los actos de vandalismo y las restauraciones de la estatua, o su traslado desde los Camps Elisis a la plaza Agelet i Garriga, anclan la narrativa en la realidad física de Lleida, mientras la mención de la obra original de Medardo Sanmartí (1882) añade una capa de historia artística. Admiro la capacidad de dar voz a las estatuas, transformándolas en testigos eternos de la ciudad y sus cambios, y por la reflexión melancólica sobre la constancia de la lucha humana frente a la modernización; dejas un eco de bienvenida a los visitantes de Lleida y una invitación a contemplar la historia desde la perspectiva inmóvil pero atenta de estos guardianes de bronce.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Muchas gracias, Marcos por tu sabio y analítico comentario ☕
EliminarEs una copia de una escultura, pero es que representa mogollón de historias de héroes superinteresantes que molan un montón. ¡Vale la pena pararse a mirarla!
ResponderEliminarJa, ja, ja. Gracias, Lucila.
EliminarHola, Noelia, pues mira que nunca he ido a Lleida, pero este relaro me ha abierto el apetito. Qué bien enfocado desde el punto de vista de los personajes, mil vidas vistas pasar y mil fechorías aún por observar.
ResponderEliminarMe encantó.
U; a brazo!
Muchas gracias, Pepe. Todos los lugares tienen su encanto y Lleida siempre estará aquí para ser visitada.
Eliminar¡Hola, Noelia!
ResponderEliminar¡Si las esculturas hablasen...! Me debato entre la curiosidad por conocer Lleida, ciudad que deseo visitar, o la desazón por comprobar que, en más de dos milenios, nada cambia... ¿ni cambiará? Excelente micro. Un saludo desde la Buhardilla de Tristán.
Muchas gracias, Javier. Aquí está esta antigua y modesta ciudad con su emblemática Seu Vella. Lamentablemente en todos sitios cuecen habas sin excepción.
EliminarEstupenda aportación al reto, Noelia.
ResponderEliminarDesgraciadamente, hemos evolucionado en las formas, pero quizá no en el fondo, pues cada vez parecemos más capaces de lo peor.
Un fuerte abrazo.
Muchas gracias, Estrella.
EliminarEl ser humano es muy complejo en todas sus vertientes.
Estos eran dignos guerreros que no se parapetaban detrás de los suyos, más bien los lideraban desde la primera línea, son buenos anfitriones para tu ciudad que recibe al que la visita con esa estatua levantada en pro de la libertad del hombre que prefiere perecer antes que vivir esclavizado y sometido.
ResponderEliminarBuena propuesta.
Abrazo.
Muchas gracias por tu comentario, Francisco.
EliminarHe estado en varias ocasiones en Lleida y no me acuerdo de haber visto la escultura. Me fijaré la próxima vez que vaya. Saludos
ResponderEliminarHola. Está justo enfrente del Pont Vell (Puente Viejo) muy cerca de la Paeria (el ayuntamiento).
Eliminar