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| Imagen del Movimiento Raeliano |
Los pasos que vienen,
Los pasos que van
Ochenta años después
Han cambiado de piés.
Yo fui aquella niña
Del poema anterior
Que escuchaba los pasos
Sobreviviendo al invierno,
A las bombas y al hambre,
Llena de terror.
Todos estos años
Nunca quise olvidar
Que jamás ningún niño
Debía sufrir ni sangrar.
Pero esto nunca terminó
Y todo sigue pasando
Como una rueda atroz.
Niños bajo ruinas
Mueren y sobreviven
Con la mirada perdida.
Los pasos que vienen,
Los pasos que van
Ochenta años después
Han cambiado de piés.
Me llegan noticias
Llenas de excusas
Que ya escuché de niña:
“Es por seguridad
Y no importa su edad
Pues son nuestra amenaza”.
Todo eso me duele
Y mi alma se quiebra,
Me desgarran los ojos
Y se me inundan de lágrimas
Ver en que nos convertimos
Quienes fuimos perseguidos.
Algunos no tienen corazón
Solo una dura piedra,
Pero yo no sobreviví a aquello
Para quedarme callada.

Totalmente de acuerdo, Noelia. Da igual la suela de la bota que intimida con sus pasos. No se trata de colores, de idiomas o de creencias, Nadie tiene el derecho a Matar sin distinguir inocencia, edad o vulnerabilidad. La Historia se repite y se intercambian los papeles, pero siguen los genocidios mantenidos por intereses y excusados por los de siempre.
ResponderEliminarOjalá un mundo sin sangre, sin violencia y que permita una infancia sin miedo. Gracias por el poema. Precioso, aunque muy duro.
Abrazo Grande.
Muchas gracias José Antonio. Es que basta ya. Que esto no se trata de Kill Bill. Personalmente me duelen TODOS los niños de las guerras. Los adultos también pero es distinto. Como sociedad, los adultos deberíamos cuidar de nuestros cachorros, sean biológicos o no.
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