Una fría mañana de diciembre un joven caminaba por el bosque con su aljaba y su arco de caza pensando en la mala suerte que estaba teniendo aquel día, pues no había cazado nada. Pero de pronto, empezó a escuchar una dulce voz que entonaba una canción.
Movido por la curiosidad, siguió la melodía hasta el lugar donde junto a un gran sauce en mitad de un claro, se encontró a una bella joven que dejó de cantar al verle.
—¡Oh, linda doncella! Ven conmigo y deja este sombrío y frío lugar. Yo te tendré bien cuidada y tendrás un verdadero hogar.
—Lo siento, noble caballero, pero no me puedo ir. No me pidas que te siga. Pues desde que nací, mi lugar está aquí.
El joven se fue cabizbajo pero al día siguiente, volvió a aquel bosque portando una flor amarilla y vistiendo su elegante capa verde. La doncella por la que suspiraba, tenía el pelo rojo como el fuego y los ojos brillantes como esmeraldas. Ella estaba radiante y bella, sentada junto a su sauce, cuando él le regaló la flor.
—¡Oh, linda doncella! Me has obnubilado y mi corazón has capturado, por eso te digo que tu novio yo quiero ser.
—Pero yo no puedo casarme, ni cerca, ni lejos, ni pronto. Lo siento, noble caballero. No me pidas que te siga. Pues desde que nací, mi lugar está aquí.
Pasó otro día y el joven, cada vez más desesperado, volvió a adentrarse en el bosque con un hacha recién afilada. Pensando que al fin se llevaría a su hada de ojos verdes para poderse casar. Ella sería la esposa con la que criaría a sus hijos y viviría feliz hasta que llegase su final. Pero la doncella nada más verle, se rompió en mil lágrimas, suplicando que no hiciera lo que podía leer en el rostro del chico.
El joven blandió el hacha hasta que el centenario sauce al fin al suelo cayó.
—¡Oh, linda doncella! Ya nada te ata aquí. Tu sauce yo he talado. Ahora, mi amor, me perteneces.
—No has entendido nada porque jamás me escuchaste. No me pidas que te siga. Por favor, mi lugar está aquí.
Él la tomó de la mano y, ella arrastró los pies como alma en pena. La forzó a seguirle pero, a escasos metros, la bella doncella, cayó fulminada sobre la tierra y, del manto verde de la hierba que la vio nacer, se desvaneció en una flor. Una que sólo florecerá durante un día al año.
El joven sin comprender lo sucedido, no pudo sacar a la doncella del bosque, porque nunca puedes poseer lo que nunca estuvo destinado a ser tuyo.
La Moraleja podría ser:
«La imprudencia puede llevar a la pérdida».
¡Anda que se ha trabajado mucho el cortejo! Me la encuentro y me la quedo; como si fuera una piedra. El chico parece un poco tonto, pero con la tontería, a ella le ha jodido ls vida, por sedentaria que fuera. Podía haberse construido allí la cada si tanto la wueria, siempre wue ella quisiera, wue no sé, no sé... La moraleja esta muy acertada.
ResponderEliminarabrazoo
Hola, Gabiliante. El chico estaba obcecado y ya está 😓🤗
EliminarHola, Noelia.
ResponderEliminar¡Vaya regalo! Cuento con recreación multimedia. Eres una Fontaine modelna. 😜😂🥰
Me gusta como moraleja el mismo final del relato: «Nunca puedes poseer lo que nunca estuvo destinado a ser tuyo».
Creo que no has llegado a "versionar" ninguna fábula, pero como dijo Aristóteles: «Si Noelia te regala un cuento, disfrútalo y no le pongas pegas al Viento». Y yo con el maestro de Alexandro Magnolio no discuto. 😊🤗
Muchas gracias por tu participación.
Abrazoooo
Ay, José Antonio, que me he liado al leer las bases del reto. Creí que con que fuera acertada la moraleja, ya estaría 😬🙏
Eliminar😂😂😜 No te preocupes, Noelia.
EliminarA veces no me entiendo ni yo mismo. 😅😝
De hecho, he leído la fábula «La Tortuga y los dos Patos», que me comentabas, y podría tener conexión con esta historia a través de la moraleja. Si no, nou problemo.
Un Abrazo.
🤗
EliminarTendría que aprender ese caballero a perder el tiempo de otra manera. Menos mal que al menos no es monarca o príncipe.
ResponderEliminarJa, ja, ja, no lo pone en la historia, pero todo podría ser. Un noble. Probablemente sí 🤔
EliminarHola, Noelia, he seguido el enlace que nos pones de la canción The Willow Maid de Erutan y me ha encantado, tanto la música como la performed. Me has descubierto una joya que desconocía. Tu relato con ese broche de oro: “Nunca puedes poseer lo que nunca estuvo destinado a ser tuyo”, es una maravilla.
ResponderEliminarUn placer pasar por aquí una vez más.
Pues muchísimas gracias, María Pilar. Descubrir cosas bonitas, siempre es bueno 🌷
EliminarUna flor, una vez al año. Muy bueno
ResponderEliminarPor aquí también te respondo.
EliminarMuchas gracias, Blas 🌷
Qué bello texto. Sin duda la moraleja es muy acertado. El príncipe nunca tendría aquello que no era de él sino del bosque. Florecer una vez al año brillando con intensidad. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, Nuria 🌻
EliminarOtra moraleja podría ser: Cuidado con los empecinados que no entienden razones, ni tienen en cuentan los verdaderos deseos.
ResponderEliminarElla pagó el precio de ese capricho.
¿Estaba realmente enamorado cómo decía estarlo? No la habría arrastrado de estarlo.
Besos.
Es que eso es tan viejo como la humanidad. Gracias, Demiurgo.
EliminarBonita historia! Estoy de acuerdo con Jose Antonio, la frase final puede ser la propia moraleja de tu relato! Un abrazote!
ResponderEliminarMuchas gracias, Marifelita 🌻
EliminarBuenísimo relato y moraleja:
ResponderEliminar"Nunca puedes poseer lo que nunca estuvo destinado a ser tuyo".
Es un placer leerte porque transmites la esencia de los cuentos.
Un abrazo.
Muchísimas gracias ppr el piropazo, Marcos 💃
EliminarHola Noelia, me gusto tu relato y la enseñanza sobre la posesión cuando no te corresponde. Nunca hay que forzar las cosas o acabaremos afectando aquello que decimos amar. Enhorabuena por tu aporte. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Ana 😊
EliminarHola Noelia, qué bonito, me ha gustado mucho, me ha recordado el mito de Apolo y Dafne, aunque diferente. Una muy buena fábula con moraleja final.
ResponderEliminarUn abrazo. :)
Muchas gracias, Merche. He contado la historia como si fuera un cuento de la historia que cuenta la letra de la canción.
Eliminar¡Hola Noelia! Con el afán de tener aquello que supuestamente más quería, ha acabado por destruirlo. La moraleja final (Nunca puedes poseer lo que nunca estuvo destinado a ser tuyo) es genial.
ResponderEliminarUn saludo.
Muchas gracias, Rocío 🎄✨
EliminarPreciosa fábula la que has escrito, Noelia!! La has narrado de una forma muy clara y muy bella. Y la moraleja que encierra me parece fantástica. ¡Cuántas veces queremos conseguir cosas que no están destinadas a ser nuestras! El príncipe, quiere llevarse a la doncella a toda costa, aun cuando esta le suplica que su lugar está en el bosque. Sí tanto la amaba debía haber respetado sus palabras, pero como no la hace caso, incluso destruye al sauce, pensando que así nada la retendrá. No se da cuenta de que el Bosque es el que le da la vida a la doncella. Muy hermoso. Un abrazo y Felices Fiestas!!
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Cristina.
EliminarFelices Fiestas 🎄🤗