Blog: El Tintero de Oro
El amor entre Josephine Barkley y Lawrence Humble fue un chispazo desde la primera vez en la que se cruzaron sus miradas. Una pasión carnal donde cualquier momento era bueno para encontrarse. Un amor de besos dulces o salvajes, de caricias por encima y por debajo de la ropa. Un amor donde los amantes no cuestionaban su durabilidad porque simplemente se dejaban llevar.
Mientras tanto, Arthur Barkley, últimamente demasiado ocupado intentando encontrar las mejores sedas para sus sombreros. Quería dejar de confeccionarlos con piel de castor, ya que andaban escaseando y su precio se desorbitaba, y no quería tener que mezclarlo con piel de conejo para abaratar costes, pues eso sería una deshonra para sí mismo. Era el mejor sombrerero de la zona, y tenía que seguir así por honor a su familia. Su abuelo había empezado este noble arte de vestir las cabezas con más solera, y su padre lo continuó. Aquella era su herencia, su vida. Sin olvidar a su adorada esposa, Josephine.
Debido a su tenacidad, Arthur pasó dos largos meses en Francia buscando su preciada seda, y al volver, advirtió que el vientre de su mujer estaba ligeramente abultado. Ella le dijo que debía estar enferma porque se notaba rara desde hacía unos cuatro meses y medio, cuando dejó de menstruar. Él abrió los ojos como platos y empezó a reír con lágrimas cargadas de emoción.
—¿Pero, qué pasa Arthur? No he dicho nada gracioso —preguntó extrañada Josephine.
—Mi bella esposa… haré llamar al doctor para que venga, pero creo fervientemente que vas a hacerme padre.
—¿Qué? ¿Pero cómo puede ser eso posible?
—¡Ay! Sigues siendo tan inocente como cuando eras una niña. Pues eso se debe a nuestras noches de amor marital. Para eso se casa la gente, para tener descendencia. ¡Qué alegría! ¡Por fin! Ya creía que no podrías darme un heredero para la familia.
Arthur abrazó fuertemente a su mujer y hundió la nariz en su pelo. Su esposa le haría padre según las cuentas, cuando ella tuviera la magnífica edad de veinticuatro años, y él sesenta y cuatro, y por fin podría dedicarse en cuerpo y alma a esa criatura los pocos años que le quedaran de vida. Y es que como bien solía decir él, nunca es tarde si la dicha es buena. Y tanta era la dicha que, no se acordó hasta después de la cena de entregarle el regalo que había traído desde París a su esposa. Un magnífico pañuelo de seda color mostaza, salpicado con pequeñas flores en morado y rojo y un ligero toque verde de sus diminutas hojas. Un estampado muy adecuado para una joven dama, además de ser ese amarillo oscuro el color favorito de Josephine, que lo vestía siempre que podía. A ella le encantó y en profundo agradecimiento, le dio un dulce beso a su marido en la mejilla. De veras sentía una gran estima por aquel hombre, pero ni mucho menos era lo que sentía por Lawrence.
Al día siguiente, el doctor Simons confirmó el estado de buena esperanza en el que se encontraba Josephine, y estimó que el niño nacería entre marzo y abril del siguiente año, pues faltaban unos cinco meses para salir de cuentas y ahora mismo corría el mes de octubre.
En los siguientes meses el vientre de Josephine creció mucho, a veces parecía estancarse, y de pronto, al levantarse por la mañana, era como si se hubiera inflado como un globo durante la noche. La noticia del embarazo no mermó los encuentros entre los amantes, si bien, todo era más calmado. Asumieron que el niño era de Lawrence y no de Arthur, pues al marido le costaba horrores tener bajo control y mantener su gallardía, resultando ser todo unos pequeños fogonazos de fogueo, según ella.
Todo parecía ideal. Los amantes, amándose. El marido, engañado. Contando a todo el mundo lo agradecido que estaba a estas alturas de la vida. Pero mientras el bebé crecía dentro de Josephine, también lo hacían los rumores sobre que se veía a escondidas con el joven Lawrence, de la lechería Humble. Arthur quiso hacer oídos sordos creyendo que eran chismes de alcahuetas envidiosos. Pero claro, tanto se lo decían, tanto se lo advertían, que empezó a estar ojo avizor a las señales entre su mujer y el lechero.
Advirtió que llevaba dos días sin ver a su mujer sin el pañuelo de seda. Cosa extraña, pues lo había llevado cada día sin falta desde que lo recibiera. Aquella mañana, las náuseas y mareos habían dejado a Josephine en cama y Arthur había decidido quedarse en casa. El papeleo podía hacerlo allí, ya que el negocio estaba en buenas manos.
A media mañana, Lawrence entró por atrás, desde la cocina, con la excusa de traer la leche. Arthur le pilló subiendo las escaleras hacia la primera planta de la mansión, pañuelo de seda en mano.
—¿A dónde vas con ese pañuelo? —gritó Arthur.
Lawrence no supo qué decir. Ambos estaban en lo alto de la escalera cuando Arthur se abalanzó para golpearle y rodaron escaleras abajo. Cuando Josephine fue a ver alertada por el barullo, Lawrence estaba con el cuello partido por la caída y Arthur dejando esta vida a través de la sangre que emanaba de su oído.
Cuando el niño creció, Josephine dudaba sobre el padre, pues el pequeño Joseph tenía la mirada de Arthur y el hoyuelo de Lawrence.
Llegará el día que Joseph querrá saber quién es su padre. Si algún día llega a saberlo, espero que no sea tan traumático como cuando se enteró Luke Skywalker. ¿Una tercera parte, quizás?
ResponderEliminarGracias Cabrónidas. Pues eso solo el tiempo lo dirá.
EliminarMuchas gracias, DelaFlor, por participar con este relato en el homenaje a Fitzgerald. Un abrazo y suerte.
ResponderEliminarGracias a ti, Marta.
EliminarVaya desenlace tan trágico, es una lástima que el pequeño se haya quedado huérfano. Cuando las cosas no son "derechas" suceden estas cosas. Mucho éxito en el concurso.
ResponderEliminarGracias Ana. Una historia así no podía acabar demasiado bien, la verdad.
EliminarSorprendente relato, delaFlor. Con un final trágico, pero como bien dices, no podría ser de otra manera.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Estrella. El niño, el más inocente de todos, nace y crece junto a su madre. Así que dentro de la tragedia, es un final agridulce.
EliminarCreo por eso recomiendan no casarse entre personas en las que hay una gran diferencia de edades. Se entiende los prejuicios
ResponderEliminarHola José, la cosa va de diferencia de edad con Arthur y de posición social con Lawrence.
EliminarNo es la edad el problema, es la falta de amor y honestidad. Intuyo que, de las cosas más angustiantes sería no saber quién es el padre de tus hijos, aunque en la actualidad se puede, en aquellos tiempos ...
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Mujer de Negro 🖤
EliminarEn aquella época todo era mucho más difícil y fácil a la vez, según se mire.
¡Me ha encantado, Delaflor!, he disfrutado mucho del cuento, sobre todo por el tono de ironía que rezuma toda la historia. La situación ideal del marido cornudo feliz por la descendencia, los amantes más felices todavía… y si no llega a ser por las habladurías de la gente entrometida, esta historia podría haber continuado, comiendo felices y todos tan contentos y acomodados.
ResponderEliminarEste mismo relato, con un tono serio, o moralista, no tendría mayor relieve que tantas historias de deslealtades y cuernos, pero el modo y la forma, lo ha elevado. Causticidad sin moralejas.
Muy muy bueno, compañera. Te felicito.
¿Qué puedo decir?
EliminarMuchísimas gracias, Tara. Quería a darle a Arthur ese toque de "de bueno que es, es tonto" pero cuidado con esa gente, también se enfadan, claro está. De no haber estado en lo alto de las escaleras, posiblemente todo se habría saldado con unos cuantos golpes y magulladuras.
Hola DelaFlor, me has hecho sonreír. Yo veo tragicomedia, no tragedia. Hay una sonrisa de la autora detrás de toda la historia diciendo quizás a sus personajes:No hay que pretenderlo todo, te puede costar la cabeza. Una leal aceptación puede agrandar la familia en varios sentidos. Me ha encantado Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Juana. Eso es. Si fuera una película, estaría ambientada en la época final de Jane Austen. La escritora murió en 1817 y esta ficción pasa en 1824, alargándola hasta 1830, cuando las hermanas Brontë ya habían nacido. Por eso le di el toque "naif" del pasado, no porque la gente fuera más tonta que ahora (seguimos siendo muy parecidos, la verdad).
EliminarHola DelaFlor un relato muy bien contado. Y como ya has dicho con doble problema la edad y la posición social. Suerte. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Ainhoa!!
EliminarUn muy buen relato. Suerte.
ResponderEliminarGracias, Guille!!
EliminarHola DelaFlor. La pobre Josephine nunca hubiera sido feliz en su matrimonio con un hombre de edad tan avanzada, aunque el pobre desde luego se hacía ilusiones y la mujer lo apreciaba. No es extraño que la chica buscase una aventura fuera del matrimonio, que acabó en tragedia. El niño crecerá sin conocer a su padre, o a sus padres pues por lo visto de alguna manera tiene algo de los dos. Bonito relato que cuenta una historia vista muchas veces, de un modo diferente. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Jorge. Este es mi mes, soy Libra 😅 Así que siempre intento el equilibrio (aunque no lo consiga). Por eso, decido matar a ambos personajes masculinos enamorados de ella y a cambio, a ella la dejo con la incertidumbee en su propio hijo. En aquella época no habia pruebas de paternidad, así que esa sería su suerte y su penitencia.
EliminarInfidelidad... gran tema en una mujer, pero los hijos son de quien los cria, y mejor no enterarse.
ResponderEliminarLa felicidad es una ilusión que no respeta la inocencia.
Hola Gustab. La infidelidad es cosa de hombres y mujeres. No por ser mujer es un gran tema per se.
EliminarUna historia triste. De un plumazo pierde a los dos y solo le queda el consuelo de su retoño. Me ha gustado mucho. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, Nuria. Me parecía injusto para el otro que uno sobreviviese.
EliminarUn tema clásico en las historias de amor, enmarcado en una época de romanticismo y con un final muy inquietante e impactante! Genial! Saludos!
ResponderEliminarGracias, Marifelita. Bien podría ser un drama de época.
EliminarHola, de la Flor. Vaya con la inocente Josephine, menuda mosquita muerta que mató dos o tres pájaros de un tiro. La sospecha del marido, al tenaz amante pero en su estado ya incómodo, y muertos los perros se acabarían las habladurías de su moral.
ResponderEliminarEn fin, lo trágico a veces viene bien para hacer borrón y cuenta nueva con la vida. Que se lo digan a la viuda Josephine, a la salida de misa no le falta galán que quiera acompañarla, pobrecita tan joven y viuda con un pequeño. La sombrerería ahora vende más que nunca al estar tras el mostrador tan apetecible pieza.
Saludos y suerte.
Hola JM 😂😂😂😂😂😂😂
EliminarMenuda continuación de la historia te has marcado. Esto sucede en Inglaterra sobre 1828. No creo que Josephine actuara con tan mala intención, simplemente sucedieron así los acontecimientos. Quizás se quedó tan impactada que no quiso saber de hombres nu ca más.
Hola Tocaya de nombre , me dejas que no se que pensar
ResponderEliminaryo al menos pensé que uno de ellos viviría , pero veo que no.
El problema será cuando tenga que rendir cuentas , ya que si ella no habla lo harán las chismosas del pueblo, y tendrá que irse a vivir a donde no los conozcan , ahora que historias de esta clase , en otro tiempo eran muy comunes.
Te deseo una feliz tarde , besos de flor.
Suerte en el micro amiga.
Hola Flor. No sería justo para el muerto si sobrevive uno de los dos.
EliminarMi nombre no es Flor 😅 es que mi apellido
es "de la Flor".
Hola delaFlor, me gusto mucho tu historia, como llevaste la narración y el final también, muy buena historia, felicitaciones.
ResponderEliminarUn abrazo, PATRICIA F.
Pues muchas gracias, Patricia. Me alegra que te haya gustado.
EliminarSuperfecundacion heteropaternal, se llama eso. Bueno no, es parecido pero no es eso. (Mi protagonista sí que sufre eso y me parecia mucha coincidencia).
ResponderEliminarEs todo un relato, continuacion de aquel micro del lechero. Mantienes la tension sin estridencias, pero el lector eta avido de llegar al final a ver como se desenlaza. los rumores los joden todo. el marido, aunque se hubiera enterado, si no fuera por los rumores, le daría igual. lo que a él le importaba era la descendencia. hubieran quedado todos contentos, pero el honor debe ser resarcido si es de dominio publico.
entretenido y muy bien dosificadas las palabras, sin acelerones ni fiales precipitados
abrazoo
Muchas geacias, Gabiliante por este análisis!!! La verdad es que mi idea no es que el niño tenga dos padres, si no que Josephine tendrá de por vida, la duda. Pero si tiene el hoyuelo, creo que es del amante. Lo de la mirada espara darle un final redondo 😅
EliminarUn relato muy bien llevado, delaFlor. Me gusta como has rematado la historia. Suerte en el Tintero.
ResponderEliminarUn saludo.
Muchas gracias, Carmen.
EliminarJola, MdelaFlor. Esto de los cuernos es un clásico. Yo que Josephine me callaría como un muerto (je,je), dejaría la paternidad para el supérstite, dejaría correr la murmuración sobre los parecidos, metería a Lawrence en el negocio de sombreros, mucho más lucrativo que la leche y me llevaría el secreto a la tumba. Buen relato, bien trabado. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Isan. Lo veo crudo que Lawrence pueda pasar de la leche a los sombreros, pues al partirse el cuello cuando cayó por las escaleras, muere. De hecho, mueren los dos hombres.
EliminarHola! Esta historia de amor a dos bandas, nos muestra la coexistencia del amor pasional y el amor por interés, y cuando ambos se llevan a la par, nada bueno puede pasar, de ahí el trágico final. Felicidades. Suerte. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Mayte. La verdad es que sí. Demasiado lío para mí. Qué fatiga.
EliminarHas escrito una tragedia en toda regla. y es que los amores prohibidos; o al menos los no bien vistos suelen terminar de mala manera.
ResponderEliminarLos celos y las infidelidades se acaban pagando, si es que el perjudicado se entera.
Un abrazo.
Gracias, Francisco. Es que una historia así no podía acabar demasiado bien.
EliminarHola, delaFlor. Vaya historia de amores cruzados, o de cuernos e hijos insospechados. Ya con esa incógnita que planteas al principio, cuando se queda embarazada, me has hecho sospechar, pero nunca imaginé el desenlace, ni mucho menos el fatídico final de marido y querido.
ResponderEliminarMuy bien escrito, y con esa manera de contar las cosas que atrapa desde el inicio y pierdes la noción de que estás leyendo para formar parte de la historia.
Felicidades.
Un abrazo!
Vaya, Pepe!!! Muchas gracias por este comentario. Me alegra muchísimo que te haya gustado 😊
EliminarHola , excelente y tragico relato el que nos trajiste.. no dejo de pensar en el terrible paquete que le quedó a aquella chica. Con un negocio heredado que a lo mejor no manejaba (aunque, segun cuentas, estaba en buenas manos) y un pueblo que, por rumores, aparentemente sabia toda su historia.. y lo peor, un hijo que exigirá respuestas algun día... eso si es un dilema que necesita reflexión...
ResponderEliminar¡Excelente relato!... Saludos
Muchas gracias, Octavio. Lo visioné como un verdadero drama de época. Ahora hay cierto auge por las historias de época.
EliminarLa verdad es que la misma historia hoy en día sonaría menos dramática aunque el desenlace fuera el mismo.
Hola, delaflor. Vaya tragedia de la "leche" que nos has traído. Los dos posibles padres muertos a los pies de una escalera y el heredero de la sombrerería creciendo en el vientre de Josephine. Habrá que esperar al tercer acto.
ResponderEliminarMuy buen trabajo. Felicidades.
Hola Bruno. Muchas gracias por comentar. La verdd es que no sé si habrá o no un tercer acto. El tiempo lo dirá.
EliminarHola, delaFlor. Una historia de amores furtivos y un final trágico muy bien narrada. Un placer leerte. Abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias por tu alentador comentario, Mirna.
EliminarHola de la flor las infidelidades no suelen terminar bien y para ejemplo lo que les pasó a esos dos, ahora ella se queda con la duda sobre quién será el verdadero padre de la criatura.
ResponderEliminarUn abrazo y suerte en el concurso
Puri
Muchas gracias, Dulcinea.
EliminarCelebro los amores con pasión carnal.
ResponderEliminarNo los rumores. Que insistencia en meterse en los asuntos ajenos.
Y tambien Lawrence podria haber dejado en paz el famos pañuelo.
Ante la duda, será considerado hijondelnesposo y legítimo heredero. Podrianhabee pasaso que nacieran mellizos, uno de cada uno. Es raro pero puede suceder.
Muy buena historia.
Besos.
Hola Demiurgo.
EliminarJajajajaja. Algo tenía que pasar para que hubiera historia...
Hola, delaFlor. Lo más probable es que el hijo sea del joven, pero nada es imposible. Curioso que tenga rasgos de ambos, aunque resulta una especie de correctivo para ella, un castigo a sus actos. Y ese marido que le lleva cuarenta años... qué se iba a esperar. Según mu hija es pederastia aunque ella sea mayor de edad, por aquello de la manipulación de un hombre mayor que se las sabe todas y puede llevar a la jovencita por donde quiera. Aunque a esta mujer no se la ve demasiado manipulable.
ResponderEliminarEn fin, me ha gustado mucho la fluidez del texto y ¿para qué negarlo? Que te cargaras a los dos maromos. He disfrutado mucho tu historia.
Suerte en el concurso y un beso.
Gracias MJ 🤗
EliminarNo había visto hasta ahora tu comentario, por causas desconocidas estaba en spam
Hola, Delaflor, quién se iba a esperar que el relato acabara con los dos protagonistas masculinos dándose testarazos por la deseada mujer. No podía acabar mejor para los dos, uno por ciego y el otro por sordo. Muy bien narrada la historia, manteniéndonos enganchados de principio a fin. Buen relato de amor.
ResponderEliminarMe ha gustado la historia, suerte en el Tintero, Un abrazo.
Muchas gracias, Leo. Tu comentario me ha sacado una sonrisa.
EliminarSe quedó sin ninguno de los dos y con una grandísima duda existencial.
ResponderEliminarSiempre dicen que el marido es el ultimo en enterarse. En este caso hubiese sido mejor no hacerlo , pues lo llevó directo al otro barrio.
Me ha gustado mucho el principio del cuento. Con esa ambientación tan chula que le has dado.
Saludos.
Muchas gracias, Pedro.
EliminarHola dela Flor, el relato va muy bien con la época que recreas(una época que a mi me encanta) y tiene un buen desenlace, que contrasta con el ambiente de felicidad inicial. Encantada de leerte. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Lola. Elegí ese final porque o mueren los dos o ninguno. Dramático, perome parecía lo más "justo".
Eliminar¡Y nos dejas con la intriga de saber quién fue el verdadero padre del niño!
ResponderEliminarMe encantó el relato, está muy bien narrado y te engancha desde el inicio para desembocar en ese final abierto.
Mucha suerte en el concurso.
Un abrazo
Gracias Cinthya 😊
EliminarEstos finales son los que le dan vidilla al relato.
Un final trágico y un relato que deja un sentimiento de culpa y duda a la protagonista, donde el mensaje indica que nunca es bueno mentir, y en el que el niño será la única víctima inocente. Abrazos virtuales desde Venezuela.
ResponderEliminarHola y gracias, Raquel. La verdad es que sí, es el único sin culpa en este relato.
Eliminar