02/01/2025

Las 4 estaciones

Primavera

¿Y tú quién eres? te estarás preguntando. Yo soy la prima Vera. 
Fuera bromas, soy Primavera, la primera.
La que está entre el serio Invierno y el alocado Verano, sin contar al melancólico señor Otoño.
Soy la única fémina de las estaciones del año, tan bonita, tan inquieta, tan caprichosa.
Cuando yo estoy, empieza a subir la temperatura, aunque también pueden caer unos buenos chaparrones y aguaceros.
A veces aún hace frío. Invierno puede llegar a ser un incordio que se resiste a marchar y Verano ¿qué decir de Verano? Es un ansioso que cada vez quiere llegar antes, dejándome menos espacio. 
Algunos me tendréis marcada con una cruz porque traigo conmigo a vuestras alergias. Creedme, no es culpa mía.
Yo soy el despertar de la sangre, el desprenderse de algunas capas de ropa tras el letargo del frío. La que devuelve la luz a los días y aparta a la oscuridad. La que trae las ganas de salir fuera de casa, las de disfrutar de un sol que aún no quema. Del "sol bueno" como dicen  los que en verano se achicharran, y huyen raudos hacia los toldos. 
Cuando yo llego, ya no queda tanto para terminar el colegio. Lo más duro ya ha pasado. Venga, un último empujón y ya lo tenéis, que pronto llegará don Verano Sofocante y tendréis que tirar de aire acondicionado, cuando conmigo casi ni hace falta la calefacción.
Yo soy Primavera, la primera. La que siempre te espera, la risueña, la altanera.
—de la Flor, ¿dónde estás? —dijo el profesor a una joven Noelia.
Aquella niña de doce años no contestó, y sintió como la vergüenza encendía sus mejillas.
Y continuó el maestro:
—Como ya es primavera... ¿Eh, de la Flor? Sus compañeros rieron y ella no supo dónde meterse.
¡Ay, primavera!


Verano

¡Ya estoy aquí!
Soy el calor que te golpea sin permiso, el aliento que sofoca y seca tu garganta. Entro con fuerza, sin que me esperes del todo, barriendo los restos de mi querida Primavera. Mis días son largos, interminables, y mis noches, un remolino de estrellas, promesas y sudor.
Hago que vayas en busca de agua bien fría, refrescos, horchata, helado, hasta de cubitos de hielo, pero sé que en el fondo me quieres. Quizás te guste la playa, o a lo mejor la piscina. Eso sí, elige una buena crema para el sol abrasador. Soy la chispa que enciende tus sentidos, el roce del viento cálido sobre tu piel desnuda. No hay sombra que escape de mi presencia. Incluso cuando te resguardas, sigo ahí, colándome por las rendijas, recordándote que no es nada fácil escapar de mí.
Te traigo fruta madura que gotea entre tus dedos, siestas lentas bajo el canto incesante de las cigarras y cielos que arden en colores al atardecer. Soy la arena que se queda entre tus dedos y el salitre en tus labios tras un día en el mar. Soy vacaciones, guiris, chiringuitos y luz. Un poco golfo.
Sé que a veces me maldices, sobretodo cuando crees que todo parece arder. Pero soy así… Intensidad, exceso, la vida desbordándose en cada esquina. Porque soy un punto sin retorno, el clímax del año, el resplandor que anuncia que, después de mí, todo comienza a apagarse.
Mírame bien. Soy el sol alto en el horizonte, soy el tiempo que se dilata. Soy las risas en los parques, las hogueras en la arena y las tormentas eléctricas que refrescan lo que yo mismo calcino. Soy Verano, y aunque siempre vuelvo, jamás seré igual dos veces.
Ahora dime… ¿Qué harás conmigo antes de que me desvanezca hasta el año que viene?


Otoño

Permítanme que me presetne: soy Don Otoño, el caballero que entra después de los excesos de Verano y antes de las penurias de Invierno. No me verán llegar alborotando; prefiero el arte de lo sutil. Me deslizo con elegancia con mis colores colóres y con días algo más frescos que seguro agradecen después del ardor del sol.
Saludo con la primera hoja que cae al suelo, con ese viento que acaricia las ramas y obliga a los pájaros a prepararse para sus largos viajes. Soy un viejo amigo que viene a recordar que todo en la vida es cambio, pero que incluso la transición puede ser hermosa. Los árboles desnudan sus ramas en un gesto sabio de desapego, y los campos, agotados después de la cosecha, se preparan para un merecido descanso. ¿No lo sienten en el aire? Ese olor a tierra húmeda y madera quemada, ese crujir bajo tus pies, soy yo, dándoles la bienvenida a mi reinado.
Pero no piensen que sólo traigo nostalgia. También porto momentos de recogimiento y plenitud. Soy el custodio de las cosechas abundantes, de las cenas alrededor de mesas con frutos y moscate. Soy las tardes en las que el sol aún calienta, pero el viento ya susurra historias de lugares lejano.
Y cuando la lluvia comienza a caer con más frecuencia, no es para entristecer a nadie, sno para dar de beber a la tierra. Les invito a caminar conmigo entre los árboles dorados, a saborear la calidez de un café mientras escuchan cómo el viento canta en las ventanas.
Este soy yo, don Otoño, el poeta de las estaciones, el puente entre la vida exuberante y el sueño que se avecina. Quédense conmigo un rato más, y dejen que mi presencia les envuelva. Prometo no defraudarles.



Invierno

¡Hola! 
Creo que no sabes quién soy. 
¿Eres de los que me quieren? 
¿O eres de quienes me odian? 
Sé que cada vez, nuestra linda Primavera y el señor Otoño tienen menos protagonismo y que, la "lucha" está entre don Verano y yo.
Don Invierno, ese soy. 
La gente se empeña en que esto sea un Barça vs Madrid. ¿Y tú con quién vas? ¿Con invierno o con verano? Y digo yo... ¿para qué elegir? pues todos tenemos nuestras cosillas. 
El verano es más jolgorio y diversión a lo grande, con sus interminables días de sol, luz y calor. De mojitos y sangrías, de paella en el chiringuito, de montaña, de playa, de guiris. 
Yo soy más de casa, de recogimiento, de Navidad, de lotería, de magia, de juguetes y sueños. Reconozco que traigo esa sensación de melancolía por la gente que ya no está con nosotros sentada en la mesa. 
Conmigo acaba un año y comienza otro. hay nieve, o quizás no. Puede haber lluvia, niebla, hielo, escarcha... 
Sentarse frente a una chimenea o acurrucarse frente al televisor en una hogareña tarde de palomitas, película, sofá y manta. 
En verano, si no eres de los que soportas el calor, lo tienes crudo. O estás con el aire acondicionado todo el tiempo,o en remojo como las habichuelas. Y no es plan de ir desnudo, por no decir de lo pegajoso que es en los lugares con mucha humedad. 
Sin embargo, en invierno, puedes ponerte capas y capas de abrigo hasta que le encuentres el punto. Y admítelo, duermes mejor conmigo bajo ese mullidito edredón.
Tengo fama de serio, pero te digo que no lo soy. Intenta disfrutar me así como a las otras tres estaciones. La vida es muy corta, aprovéchala y que tengas un buen Yo. O sea, invierno.

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