Bees to a beehive. Active Shooter Drill for toung children
Abejas a la colmena. Simulacro de tirador activo para niños
BY Autism Little Learners
08:35 a.m.
Casa de los Sanderson
Jacob metió todo lo que iba a necesitar aquel día en su mochila negra. También, él iba vestido de negro de pies a cabeza. Y aunque estaba listo para salir de su casa, le echó un vistazo a la habitación de sus padres, viendo que aún seguían en la cama.
09:12 a.m.
Clase de preescolar de la señorita Michelle
—¡Niños! Hoy vamos a jugar a un nuevo juego que se llama "Abejas a la colmena".
Los niños, que no tenían más de cinco años, le prestaron atención a su maestra. Michelle sabía ganarse a sus pequeños alumnos.
—Sabéis que a veces tenemos unos juegos que son simulacros. Ya hemos aprendido el que es para incendios, y también el de los tornados —prosiguió Michelle—. Pues bien. También tenemos un juego al que llamamos "abejas a la colmena". Y es muy fácil.
Al escuchar la palabra "abeja", algunos de los niños quisieron preguntar cosas sobre ellas.
—Sí, niños. Vamos a aprender muchas cosas sobre ellas. Nosotros vamos a ser las abejitas….
A veces, las abejas necesitamos zumbar hasta nuestra colmena para escondernos de personas o de animales desconocidos. Así que, ¡vamos allá! Es el juego del escondite de las abejas.
Por eso, vamos a dejar lo que estamos haciendo e ir a la colmena todos juntos. Venid conmigo que la señorita Michelle os dirá donde está. Es como un lugar que las abejas necesitan para estar en silencio y hacer la miel. Y nosotros ahora somos abejas que la vamos a hacer. Yo soy la Abeja Reina y vosotros me seguís.
Los veintiún niños iban detrás de la señorita, ajenos a todo. Riendo entre dientes, nerviosos y felices por aquel juego que les sacaba de la rutina del horario escolar.
—Ahora llegamos a la colmena todos juntos y debemos estar en silencio. ¡Shhh! Calladitos. Sobre todo, estad muy calladitos, por favor. Así la señorita Michelle y vuestros papás, mamás y familias, estarán muy contentas si hacemos rica miel así, estando en silencio. Y nos quedaremos en la colmena hasta que se haga toda, todita la miel. Yo os diré cuando esté lista. A veces se hace enseguida, y otras veces, tarda un poquito más.
09:27 a.m.
Instalaciones de una escuela pública cualquiera de Topeka
Jacob había sacado el AR-15 de su bolsa negra, el rifle con el que su padre alardeaba ante sus amigos como gran tirador, y había dirigido sus disparos hacia las personas que se encontraban en la entrada, secretaría y dirección, por este orden, a las 09:08 de aquella mañana soleada.
En menos de veinte minutos, había herido a más de siete personas. Dos de ellas, fallecieron en el acto: la señorita Gladys Johnstone y el bedel, Alonso Ferrer.
Jacob iba por los pasillos sembrando el terror. Abriendo las puertas que no se encontraban cerradas o bloqueadas y, se asomaba por los cristales, para poder ver si en las aulas había gente.
09:30 a.m.
Una de las clases de preescolar
La señorita Michelle se había escondido junto a sus niños en el rincón más apartado del aula, el que no era visible desde el pasillo. Antes había cerrado la puerta con llave desde dentro, como desde el primer día le enseñaron como profesora. Dispuso las pequeñas mochilas escolares, así como también su propio bolso, a modo de barrera o protección, simulando ser la colmena donde las abejitas obreras fabricarían la miel.
Los niños se portaron muy bien, pese a que alguno hizo el amago de llorar al escuchar los primeros disparos. La sangre fría y el buen hacer de la profesora, los mantuvo con vida.
10:50 a.m.
Escuela pública de Topeka
La terrorífica mañana en la hasta aquel día, tranquila escuela de Topeka, se había saldado con seis muertos y diez heridos. Uno de los fallecidos era el propio Jacob Sanderson, a quien la policía tuvo que abatir para poder parar aquella matanza.
Poco después, empezaría a salir aquella agradable localidad en las noticias de todo el mundo. Se homenajearían a las víctimas improvisando altares con flores, peluches y velas. Todo cosas, que no pararían jamás las balas en otra situación similar.
15:32 p.m.
Casa de los Sanderson
La policía se personó en casa de los Sanderson para informarles de lo ocurrido con su hijo. No necesitaron llamar al timbre. Tras identificarse, entraron por la puerta que se encontraba abierta a su llegada. La casa parecía en orden. Una vivienda normal, con el típico desorden de unos vasos en el fregadero de la cocina o unos cojines mal puestos en el sofá. Lo que no cuadraba, es que los Sanderson no respondieran y la casa estuviera abierta de par en par a merced de cualquiera.
Los policías, Carpenter y Smith, subieron las escaleras tras comprobar que no había nadie en la planta baja.
Arriba, parecía no haber nadie pero, al acercarse al dormitorio principal, vieron los cuerpos de Benjamin y Linda, los padres de Jacob, con un disparo en sus cabezas. Había muerto sin enterarse de nada.
En un país como España, nos es difícil entender ciertas cosas, como que en las escuelas de Estados Unidos, tienen unos cuentos que enseñan a los más pequeños a actuar ante cualquier calamidad. Estos cuentos son simulacros.
Los tienen de incendios, tanto en edificios como al aire libre, de tornados, de huracanes, y uno llamado ABEJAS EN LA COLMENA. Que es, nada más y nada menos, para ponerlo en práctica en el caso de un ataque con armas de fuego. Lo que viene siendo, un tiroteo.
Si bien, a nuestros ojos es desgarrador que deban preparar a los niños para una situación así, una gran mayoría de las familias creen que es una excelente manera de abordarla si se presenta una situación real.
Para concluir este relato, quiero aclarar que, esto no va de juzgar a una sociedad totalmente diferente a la nuestra respecto al uso y la disposición para cualquiera con las armas. Simplemente es algo sobre lo que reflexionar.
Hace tiempo leí que una de las propuestas del presidente es que algunos de los maestros pudieran estar armando para ser la primer linea de respuesta contra los tiradores, pareciera de un cuento de ciencia ficción pero esta es una realidad muy dura, saludos
ResponderEliminarMuchas gracias por comentar en mi blog.
EliminarLa verdad es que es una pena que desde Europa lo veamos sin sentido el tener tanta facilidad para ir armado como en los "western". Si ya, la violencia puede ejercercer de diferentes formas, por lo menos, que no se le den tantas facilidades. Pobres profesores, la verdad. Normalizar algo que no debería serlo.
Al hilo de lo que dice Don Frijol, en algunas localidades de EEUU ser profesor de escuela está considerado una profesión de riesgo, con lo cual, sí pueden portar armas. Claro está, no un arma cualquiera, y siempre por los cauces legales. O así lo leí yo hace unos cuatro años.
ResponderEliminarHola!! Es que aquí suena o distopía.
EliminarA contrario de lo que el origen de la palabra puede indicar, alguna distopía puede ser real.
ResponderEliminarPensé que era algo improvisado por la señorita Michelle, no que fuera una clase de simulacro.
Entiendo que haya simulacros de incendios, para algunas cuestiones climáticos Pero que una sociedad necesite de un simulacro como Abejas en la colmena, indica que no está bien.
Me hizo acordar a una canción de Bob Geldof.
https://es.wikipedia.org/wiki/I_Don%27t_Like_Mondays
Besos.
Hola, Demiurgo. Toda la razón. Me quedé en shock cuando vi que existen de verdad estos cuentos y simulacros para niños bien pequeños. De locos.
EliminarEs lamentable que esas situaciones se den en la realidad. Se debería restringir la venta de armas. Saludos
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo. Gracias, Federico🌻
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