Aureliana tenía ganas de divertirse aquel fin de semana, por lo que al ver la feria, dio marcha atrás en la autovía con su Harley Davidson, y cogió la salida que se había pasado para poder llegar hasta ella.
Era temprano, así que prácticamente el recinto estaba vacío de visitantes. Una caseta llamó la atención de Aureliana. La pequeña tienda era de rayas, intercalando los colores rosa, violeta y amarillo, y en cuya entrada podía leerse:
«Descubre tu Futuro con Madame Rose»
La cortina de cuentas se abrió de golpe cuando la mujer entró haciendo una especie de pirueta, pues casi se cae al haberse tropezado en la entrada. Madame Rose, no pudo ahogar un pequeño y agudo grito.
—Buenas tardes. Siento asustarla, pero deberían arreglar esa madera de ahí fuera.
—¡Ay! Lo siento mucho. ¿Se encuentra bien? Puede pasar y sentarse. ¿Quiere que le mire el futuro?
—Sí. A esto venía. Jamás visité un lugar así pero como dice el refrán, nunca es tarde si la dicha es buena.
La mujer se sentó frente a Madame Rose que miró detenidamente la mano derecha de Aureliana. Después la izquierda. Escrutó ambas manos tanto juntas como por separado mientras la vidente negaba con la cabeza y murmuraba algo para sí misma. Luego, sacó su baraja de tarot favorita para ver si así, podía descubrir algo sobre el porvenir de la señora que tenía delante.
—¿Qué pasa? ¿Ve algo o no?
—Es que no entiendo qué está pasando. Es la primera vez que me ocurre algo así.
—Bueno. Le pagaré igualmente. Dígame lo típico que le dice a todo el mundo. Que voy a hacer un bizcocho para mis nietos y que hasta mi nuera me adora.
—Usted sabe que no puedo decirle eso, ¿verdad? Porque no tiene nietos, ni hijos y nunca ha estado casada.
—Sorprendente. No es una charlatana pero, ¿qué hay de mi futuro?
—No me sale nada y estoy tan sorprendida como usted. Las cartas me dicen que se dirigía a encontrarse con dos amigas pero que la feria hizo que le dieran ganas de acercarse un rato.
—Impresionante. Todo eso también es cierto.
Aureliana estaba con la boca abierta. Madame Rose no era ninguna vendehumos sacacuartos, pero le empezaba a hartar que no le dijera nada de lo que iba a ocurrirle después de aquel día.
—Por último —prosiguió la tarotista—. El oráculo revela que al intentar coger la salida, usted ha sufrido un accidente…
—¿Accidente? Yo no lo llamaría accidente a lo ocurrido. Sólo me tropecé al entrar aquí.
De pronto, la cortina de la tienda se abrió. Era Míchel, el del puesto de la pesca de patitos, que llegaba bastante nervioso.
—¡Rosa, Rosa! Creo que esta tarde está medio perdida.
—¿Y eso? ¿Qué pasa?
—La policía ha cerrado el acceso a la feria por un accidente mortal. Un camión se ha llevado por delante a una señora mayor que estaba dando marcha atrás con su Harley.
Madame Rose se quedó consternada. La silla de la clienta estaba vacía y la tirada seguía encima del mantel negro, junto a un billete de diez euros.
—¿Qué te pasa Rosa? ¿Estás bien? Te has quedado lívida.
—¡Ay, Míchel! Creo que además de echar las cartas y leer las manos, tengo un nuevo don, y no sé si me gusta.
¡¡¡Buenííííííííísimo!!!
ResponderEliminarLe has dado triple salto mortal con tirabuzón al oráculo.
Un futuro que no se ve, porque... no lo hay.
Enhorabuena, Noelia. Cortito, pero muy intenso.
Muchas gracias.
Comentarte, como curiosidad, que era una de las opciones que se barajaban en mi atormentada cabeza, pero tú le has dado un magnífico planteamiento y tu estilo personal y especial para el blog.
Abrazo grande, amiga.
Muchísimas gracias!!!! 😍
EliminarQuería darle un toque desenfadado a algo tan serio/triste como la muerte. Por eso escogí a alguien de cierta edad y que se saliera de tópicos, como la señora motera.
Qué bello es tu blog
ResponderEliminarGracias 🌷
EliminarMe ha gustado y me ha sorprendido el final.
ResponderEliminarMuchas gracias, Ánxela ✨
EliminarMuy buen relato. Si tuviéramos el don de ver ese futuro quizás estos accidentes podrían evitarse. Me encantó. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Nuria.✨
EliminarLa lástima es que llegó tarde.
Jajaja, "a veces veo muertos" versión adivina... Y hay que ver qué buena era. Eso sí, lo de reconocer que tiene una muerta delante parece que aún no lo domina... 🤣
ResponderEliminarAbrazos.
Ja, ja, ja. Es que era la primera vez que le pasaba.
EliminarLos que tienen una muerte violenta pueden no enterarse de que han muerto. Muy buen llevado el relato. Saludos
ResponderEliminarMuchas gracias, Federico 🌻
EliminarQue susto para Madame Rose, con su nuevo don acabado de descubrir! Aqui la sorprendida fue la vidente y no la clienta! Relato genial! Un abrazote!
ResponderEliminarPues la verdad es que sí. Otro abrazote para.ti 🤗
EliminarImpresionante, me ha encantado, ensimismado y no tengo calificativos para describir lo buena que es tu historia. No puedo decir más.
ResponderEliminar¡Enhorabuena!
Pues muchas gracias, Marcos. Estoy muy halagada 🤗🌸
EliminarGracias a ti por compartir tan buen contenido.
Eliminar¡Excelente relato! Me has sorprendido totalmente. Y creo que no he sido la única porque, descubrir su nuevo don, también ha sorprendido a Madame Rose.
ResponderEliminarLo he leído nuevamente para disfrutar los detalles y te felicito. Es realmente ingenioso: un futuro inexistente.
Saludos.
Marlen
Pues muchas gracias, Marlen.
EliminarA veces es difícil porque quien escribe sabe de antemano lo que ha pasado, está pasando y va a pasar. Un trabajo que consiste en dejar pistas si se lee una segunda vez. Algo así como la película "El sexto sentido". La segunda vez piensas. ¡Claro!
El efecto de alguien que murió, sin haberse dado cuenta.
ResponderEliminarLa vidente era buena, en serio, pero le costó descubrirlo.
Besos.
Ja, ja, ja, ja. Claro quenle costó. Era la primera vez, que ella supiera, que se encontraba ante un espíritu 👻👻
EliminarEstupendo relato con un final sorprendente! Un abrazo!
ResponderEliminarlady_p
Muchas gracias, Lady_p 🌻
EliminarExcelente, me gustó mucho. La forma en la que lo terminas nos deja a todos pasmados, creo que nadie se espera ese final. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Ana!!!
Eliminar🤗