La llave giró dos veces, se abrió la puerta y volvió a cerrarse con llave. Mario entró en el salón y dejó caer su bolsa de trabajo con gran fastidio porque no le gustaba lo que veía. Su mujer y su hija dormían en el sofá mientras el suelo estaba abarrotado de juguetes y cachivaches de la bebé.
Mario torció el morro. En los dos años que tenía su hija, su mujer se había abandonado y no hacía demasiado en casa.
—¡Alicia! ¿Te parece que son horas para dormir?
La mujer se despertó sobresaltada y la niña comenzó a llorar. Mario puso cara de asco al ver los ojos de Alicia.
—¿Otra vez los tienes así?
—¿Y qué puedo hacer? La niña está siempre pegada a mí. No me deja ni a sol ni a sombra y le gusta besarme en los jitos, como dice ella, y no me libro de la conjuntivitis.
—No, Alicia. Así no son las cosas. Yo me mato a trabajar y tú sólo debes cuidar de nuestra hija y mantener la casa ordenada. ¿Pido tanto? ¡Que estoy casi diez horas fuera de casa!
—¿Te parece poco poner lavadoras, hacer la comida, las camas, ir a la compra, barrer, limpiar y fregar mientras la cuido? ¡Hasta hago de vientre con ella dentro del baño! ¡No tengo tiempo para mí! Ni dibujos, ni tablet. Nada. Sólo quiere a mamá.
—Eso es. Antes te arreglabas y te ponías guapa. Ahora pareces una chacha, Alicia.
—Ese es el problema y tú no lo ves. Ya no soy Alicia, sino la mamá de Aitana.
—¿Y qué quieres ser? ¿Astronauta? No me hagas reír. Mírate. Da angustia verte.
Alicia cogió a su hija y la sentó en el sofá para ir a encerrarse al baño del dormitorio. Echó el pestillo y dejó correr el agua del lavabo para mojarse el sofoco y la rabia. Sus ojos estaban rojos y las pestañas pegadas por legañas amarillentas. Su cabello estaba enmarañado, sin brillo ni forma y, aquel michelín, recuerdo del embarazo, permanecía ahí después de 24 meses.
Antes hubiera roto a llorar, pero ya no le quedaban lágrimas en aquellos ojos enfermos que le devolvía el reflejo.
La verdad es que Mario tenía razón. Ella daba pena, miedo y asco. Era difícil encontrar a la bella Alicia de antaño bajo aquella apariencia. Su matrimonio estaba muerto, como muerta estaba ella.
Alicia salió del lavabo para dirigirse al salón y hablar con Mario.
—Si no te importa. Déjame dormir sola en nuestra cama. Tú puedes hacerlo con la niña y así estás con ella. Mañana es sábado sin madrugones para tí. Matamos dos pájaros de un tiro. Tú compartes tiempo con tu hija, y no tienes que estar con esta horrible mujer.
—Como quieras. Tú siempre tan dramática. Pasemos una noche tranquila y mañana te pones las pilas. ¿Vale?
Alicia murmuró algo e hizo una mueca que quería parecerse a una sonrisa, sin lograrlo, y se fue a la cama sin cenar.
Mario y Aitana cenaron, vieron un poco la televisión y se fueron al dormitorio infantil, donde el padre leyó un cuento a la niña hasta que ambos cayeron dormidos.
Alicia, pasó una noche llena de pesadillas y delirios. Su temperatura corporal la hacía sudar tanto que parecía que acababa de salir de la ducha. Su pelo y su piel estaban empapados, y su camisón pegado al cuerpo. Su corazón andaba tan taquicárdico que le dolía el pecho. Alicia parecía estar adherida a la cama mientras sus ojos no dejaban de excretar una pus espesa y maloliente. Temblaba, y la cabeza le iba de derecha a izquierda mientras esputos de sangre oscura salían por su boca. Sólo con los primeros rayos de sol, dejó de moverse.
Casi medio día y Alicia no había salido de la habitación. Mario y Aitana se habían despertado un par de horas antes, desayunaron y se fueron al parque para dejar a la madre dormir. Al llegar de la calle, Mario volvió a cabrearse para sus adentros con Alicia. ¿Cuándo iba a despertar de su letargo? ¿Es que no se daba cuenta de que se estaba cargando a la familia? Mujer vaga y egoísta. Tenía una vida por las que muchas suspirarían.
El hombre dejó a Aitana en su parquecito y fue al dormitorio. La persiana estaba subida completamente y la luz era cegadora. El balcón estaba cerrado y Alicia se daba cabezazos contra su puerta.
—Alicia, ¿qué haces?
Alicia se giró. Su camisón tenía restos de sudor, pus, sangre, orina y excrementos. La cama y el suelo que iba desde ella hasta el balcón, estaban llenos de aquel mejunje que embadurnaba a la mujer. Estaba lívida y con los ojos cerrados por una insultante cantidad de legañas. Sus ojos, eran costras.
Estaba ciega pero podía oír. Al escuchar la voz de Mario fue directa hacia él dispuesta a morderle. Por suerte para él, pudo esquivar aquella boca sanguinolenta y nauseabunda, salir, cerrar la puerta y ponerse a salvo junto a su hija…
Poco después, los informativos de todas las cadenas del mundo, hablaban de lo mismo. La extraña infección de conjuntivitis que estaba afectando a mujeres. Generalmente jóvenes y con hijos a su cargo, aunque también podía verse en adolescentes y mujeres mayores, sin importar su condición social. También decían que lo más alarmante era que podría derivarse de depresiones sin diagnosticar ni tratar.
Hola, Flor. Muy bueno el relato, me encantó. Yo le doy dos interpretaciones, una meramente ficticia, en la que realmente hay una infección de zombis por medio de la conjuntivitis; y otra, simbólica que no puede obviarse. La depresión postparto está bastante subestimada. Y muy acertado el símil de la madre convirtiéndose en zombi.
ResponderEliminarTe deseo mucha suerte en el concurso. Saludos.
Muchas gracias, Cynthia 🌷
EliminarLa depresión no se la deseo a nadie porque sé de lo que hablo 🙏
Hola, de la Flor, me mataste con ese giro que le has dado al relato, uno que empezaba como una denuncia social y termina siendo un relato simbólico con toque bueno de horror y denuncia social.
ResponderEliminarMuchas gracias por participar, mucha suerte y un abrazo!
Muchas geacias a ti, Pepe 🤗
EliminarMenuda historia, Noelia. A mí también me ha sorprendido mucho ese giro final que cambia por completo el tono del relato. Me gusta la doble lectura que puede hacerse y lo bien que has retratado al personaje del marido llevando su comportamiento al límite y haciéndolo realmente odioso. Besos y mucha suerte.
ResponderEliminarMuchas gracias, Marta 🤗
EliminarTremenda historia! quizá y sólo por ponerte un mini "pero" echo de menos un final más en sintonía con el dramatismo/ realismo de tu fantático texto.. no sé, que se hubiera convertido como Kafka en un insecto en modo mastis religiosa y se hubiera zampado a Mario ( aunque no se lo merezca el pobre ; ) No sé, algo así.. No me hagas caso, está estupenda la historia y tan real. Gracias, un beso!
ResponderEliminarMuchas gracias por tu opinión, María.
EliminarEstá basado en algo real, aunque muy, muy, muy exagerado y claro está, fantasioso.
Puñetero vírus, pobrecilla, seguro que fue su depresión, la imagen de sus ojos legañosos y pustulosos son repulsivos, menos mal que el marido fue rápido. Un placer leer Noelia como siempre. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Nuria. Del marido, mejor no comento 😅
EliminarOstras! Que calvario de noche pobre Alicia! Cualquiera se fia ahora de una simple conjuntivitis! Se queda uno la noche en vela despues de tu relato! Je je! Un abrazote y mucha suerte en el concurso!
ResponderEliminarMuchas gracias, Marifelita 🌻
EliminarHas destapado ña caja de Pandora con lo de la depresión. No sería tan repentino el aumento de casos, pero sin duda habría más. N9 tardaría en salir un comité de expertos wue nos dirían como curarla sin error posible.
ResponderEliminarAbrazooo
Hola, Gabiliante. Las enfermedades de la mente son peliagudas, incomprendidas hasta para el propio paciente.
EliminarUn excelente relato, sin dudas la depresión post parto así como cualquier otro tipo de depresión, influyen tanto en el cuerpo que físicamente son capaces de hacer estragos.
ResponderEliminarUn abrazo y felicitaciones.
PATRICIA F.
Muchas gracias, Patricia 🌸
EliminarBuen relato. Me gusta. Besos. Santidepaul
ResponderEliminarGracias 👍
EliminarTenemos dos hijas y sabemos el trabajo que supuso sacarlas adelante. Saludos.
ResponderEliminarGracias!! 🙏
EliminarExtraordinario final para mostrar esos dos caminos real y simbólico de la depresión individual y social. Es muy muy bueno . Un gran abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, Juana 🌸
EliminarHola Noelia. Un relato a medio camino entre la apocalipsis zombie y la denuncia. La salud mental es en efecto una de las plagas de nuestro tiempo, poco tenida en cuenta y muy invisibilizada, incluso con el estigma de la rareza o la locura. Seguro que si los efectos fuesen los que se describen en tu relato, más énfasis se pondría en atenderla. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Jorge. Las enfermedades mentales han sido muy maltratadas a lo largo de la historia, como los zombis, que olvidamos a veces, que fueron personas.
EliminarIncreíble giro al final. Aunque pareciera que al comienzo iba de una denuncia de algo que ocurre, termina con semejante exposición de un problema serio y sumamente subestimado como la depresión (aunque aquí se relación con la depresión post-parto, no es difícil extrapolarlo a otros tipo de depresión).
ResponderEliminarComo esta enfermedad "no se ve", para muchos no existe; incluso no se la llega a tomar en serio creyendo que es algo "momentáneo" o "falta de ganas". Ojalá eso cambie a futuro y no tengamos que llegar a las consecuencias como la conclusión del relato.
Buena suerte en el concurso. ¡Saludos!
Muchas gracias con tu gran aporte al comentar, Nahuel 🤗
EliminarHola, Noelia. Un relato cargado de simbología. Una situación kafkiana con un personaje, el de Alicia, que no sabe qué le ocurre y acepta continuar a pesar de todo. Triste analogía de lo que puede hacer la depresión a las personas y un reflejo de la solitario abnegación de tantas madres. Enhorabuena por tu visión, nada afectada de conjuntivitis ;) Un abrazo y suerte en el concurso.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, Enrique.
Eliminar¿Depresiones sin tratar ni diagnosticar? ¡Vamos, es de manual! Una madre se disfigura temporalmente porque se da totalmente a su hija,y el papá la ve como una egosita, el virus debería de ser reversible, esos padres que no tienen empatía aunque un nacimiento inicialmentea sea un acontecimiento feliz también es una epopeya, el viaje de una héroe.
ResponderEliminar¡Muy bueno de la Flor! Unabrazo a los papás y mamás "normales, que todo no es un camino de rosas perfumadas, aunque la maternidad pueda parecerlo. Recuerdame que te felicite el día de la madre y el de los padres también. El del Corte Inglés ni de coña.
Ja, ja, ja. Muchas gracias, Tara. Para 18 años que va para mí lo de ser madre. Así que podría decirse que estoy graduada en maternidad 😅
EliminarQué situación tan delicada. Es durísimo y pocas personas de alrededor lo entienden. Qué final tan desdichado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Mercedes. Para entenderlo, hay que vivirlo ✨
EliminarHola De la Flor, muy buen aporte para el concurso. Fiel a tu estilo (por aquello de que te gustan los zombies, a mí también), has decidido por una "infección" que afecta a las mujeres. Me gusta que llames la atención sobre lo poco que se comprende el complejo rol que nos toca hacer como mujeres una vez que somos madres. Un relato muy descriptivo y lleno de sensaciones. Me gustó. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Ana.
EliminarCuando se escribe de lo que se conoce, es algo más fácil. Quienes tenemos imaginación como escritores, podemos darle la vuelta a algo mundana convirtiéndolo en algo más.
Hola delaFlor me ha gustado muchísimo la historia me recuerda a las fabulas aunque no lo sea en el sentido estricto. Dice mucho y enseña para quien quiere aprender. Enhorabuena y suerte. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Ainhoa ☺️
EliminarUn relato de doble interpretacion con buen giro final. Suerte! Un abrazo!
ResponderEliminarlady_p
Muchas gracias, Lady 😊
EliminarHola, De la Flor. Podríamos estar ante una especie de variante zombi provocada por una fuerte depresión en la mujer. Para solucionarlo solo hace falta comprensión y mucho amor,alfo de que nuestro mundo está falto.
ResponderEliminarTe deseo lo mejor en el concurso. Un abrazo.
Pues muchas gracias, Bruno.
EliminarMe encanta tu comentario.
Siniestro, muy bien conseguido. Mucha suerte.
ResponderEliminarGracias e igualmente, Guille.
EliminarQue situación tan triste sufren tus protagonistas con esa depresión sin diagnosticar y sin que a nadie le preocupe sus consecuencias. El giro final sorprende.
ResponderEliminarUn abrazo Noelia
Puri
Muchas gracias, Puri 🤗
EliminarPuede ser que se trate de varias metamorfosis al mismo tiempo: Este matrimonio en sí mismo parece en el pasado fue feliz, pero de repente un día todo cambio. El paso a ser madre convirtió a Alicia en esa cucaracha de Samsa. Incomprendida e infravalorada. Ahora bien cada personaje tiene alguna metamorfosis, claro en especial Alicia. Pero Mario también se ha convertido en alguna otra cosa diferente a lo que Alicia amaba.
ResponderEliminarMuy cierto, Lucy.
Eliminar¿Y qué es la vida sino estar transformándose todo el tiempo, a veces imperceptiblemente?
¨Parecía que Mario era el malo de la historia, por su falta de comprensión hacia su esposa.
ResponderEliminarPero luego resultó algo más siniestro.
Me pregunto si Alicia es la Paciente 0 o sólo una tanta de las contagiadas.
Besos.
Hola, Demiurgo. Alicia es una paciente. Sin más 🤔
EliminarParece que en la vida ciertas personas... PIERDEN al casarse, mientras un miembro de la pareja consigue un trabajo y el otro se queda en casa, pareciera que el que trabaja afuera y trae dienero se gana todos los honores y el que quedo en casa como alicia que tambien trabaja duro y sin paga se lleva poco menos que un castigo.
ResponderEliminar¡Ay! La vida nunca es fácil, José.
EliminarGracias 🌻
Hola, de la Flor!!
ResponderEliminarPobre Alicia, no solo por la enfermedad que padece sino por el trato de su marido. Cuántas veces se juzga a personas enfermas como vagas y egoístas en lugar de tratar de ayudarlas. Tu relato está muy bien narrado y me parece una gran crítica a esa tendencia que tenemos a juzgar a los demás a la ligera. Te felicito. Suerte en el Tintero y un abrazo!!
Michas gracias, Cristina!!!🌻
EliminarMuy buena historia, Noelia.
ResponderEliminarLa depresión postparto es una de tantas realidades silenciadas por una sociedad que prefiere mirar para otro lado.
Mucha suerte en el concurso.
Un fuerte abrazo.
Muchas gracias, Estrella ✨
EliminarHola, Noelia. Muy crudo relato en el que, lamentablemente, el hombre no comprendió nada de lo que estaba pasando.
ResponderEliminarUn abrazo
Efectivamente.
EliminarMuchas gracias, Mirna 🤗
¡Hola de la Flor! Muy impactante tu relato. Una buena manera de visibilizar, a través de la fantasía, la depresión que sufren muchas mujeres después del parto y la carga mental a la que se ven sometidas cuando tienen que ocuparse de todo lo relativo a la casa y los niños, sin la colaboración de los maridos.
ResponderEliminarUn saludo.
Muchas gracias, Rocío ✨
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