VadeReto Abril 2025
El Libro
Madre mía… salvo que no soy policía, no tengo un compañero buenorro y, gracias a la vida, mi ex marido no es mi superior, me siento tan identificada con el personaje de Laura Lebrel...
Yo soy Nati, o Natividad cuando me pongo seria. Ama de casa de toda la vida, madre de dos trastos a los que quiero demasiado y fan acérrima del misterio y los zombis. Acabo de ver la serie por segunda vez para refrescarme la memoria, ahora que está en Netflix, porque siempre me ha gustado su manera en la que resuelve los misterios, con la cabeza en las nubes y los pies en la tierra. Así me gusta verme a mí también.
La cosa es que jamás pensé que acabaría usando los consejos de Max Brooks y su “ZOMBI: GUÍA DE SUPERVIVENCIA”. Un libro que da las indicaciones para una protección completa contra los muertos vivientes, ese libro que tengo casi subrayado entero desde que lo compré en 2008.
Todo empezó el jueves pasado por la mañana. El cerezo del patio comunitario había florecido ya, y los gorriones andaban revolucionados como cada primavera. Yo estaba regando las macetas del balcón cuando vi al vecino del 2ºB arrastrándose por la acera. No caminando lento. Arrastrándose. Con un brazo colgando y una expresión vacía como la de mi ex marido viendo el fútbol. Me llevé la regadera y el susto al pecho, y pensé: “Nati, tranquilízate. Esto tiene que tener una explicación lógica.” Y luego recordé en dónde Max Brooks habla sobre la DETECCIÓN, y así tomar precauciones hacia un posible brote zombi. No lo dudé. Cerré la puerta con llave y echando los dos cerrojos, bajé las persianas, y puse a cargar el walkie que compré por si acaso, como decía Laura: “Nunca subestimes una intuición”. Aunque lo que pasó después todavía me cuesta contarlo sin que se me erice el vello.
Primero, escuché golpes en la puerta de la vecina del bajo. Luego, un chillido de esos que te cortan el aliento. Bajé el volumen de la tele y me acerqué con sigilo. Los pasos, cada vez más arrastrados, pasaban por el rellano. Di gracias al cielo porque los gemelos no habían ido al colegio al estar en la cama con gastroenteritis. Una de las pocas veces que estaban sin armar jaleo. Entonces hice lo que haría Laura: coger apuntes. Cogí mi cuaderno de recetas y en la última página empecé a anotarlo todo. Hora. Sonidos. Dirección. Me sentía como ella, resolviendo el caso desde casa, entre la colada lista para tender y las lentejas a medio hacer.
Al mediodía, el vecindario estaba sumergido en un silencio absoluto. Ni un solo coche, ni niños en el parque. Saqué la guía zombi y repasé las instrucciones sobre hacer barricadas. Coloqué la cómoda contra la puerta, reforcé las ventanas con los estores de madera del salón y hasta escondí el jamón en la bañera, por si había que resistir unos días. Y en medio del caos, sonó el teléfono fijo, y eso sólo significaba una cosa. Mi madre, que vive en las afueras. “Nati, ¿tú también los has visto? Están por todos lados. Me recuerda a las películas esas horrorosas que te gustan a ti…”. Y así nos pasamos un cuarto de hora compartiendo teorías. Que si un virus raro, que si una nueva droga, que si un reality extremo de esos que hacen ahora. Pero yo lo sabía. Lo sabía desde que vi al vecino del 2ºB. Esto era de zombis. De los de verdad. Y si quería sobrevivir y salvar a mi familia, tenía que pensar como Laura y actuar como Brooks.
Por la tarde, después de tomarme un té, me armé con el recogedor pequeño que tengo para los rincones, la linterna del camping y una cacerola de hierro fundido. No tenía katana, pero la imaginación es el mejor arma de una ama de casa. Decidí bajar al trastero porque necesitaba provisiones, y allí guardaba mis conservas de tomate y melocotón. Al abrir la puerta del piso, el pasillo estaba vacío. Sólo el eco de pasos lejanos y un olor dulzón, como a flores marchitas.
—Primavera... —murmuré. Hasta el apocalipsis tiene su estación.
Llegué al ascensor, pero bajé por las escaleras, despacio, escuchando cada crujido. En el segundo rellano vi al portero. O lo que quedaba de él. Llevaba aún su gorra, pero sus ojos vacíos y un trozo de brazo colgando lo delataban. Me agaché detrás del carrito de la señora del 5º, que por suerte aún tenía dentro una revista vieja del corazón. Con eso le hice un señuelo que lancé por el pasillo, y mientras el pobre se arrastraba hacia Isabel Pantoja, yo bajé corriendo hasta el trastero. Y allí, entre latas y cajas, lloré. Dos lágrimas recorrieron mis mejillas. Sólo dos, y luego, me sequé con el trapo mientras me decía:
—Nati, tú no vas a ser la siguiente. Tienes lentejas, instinto y sabes usar la olla exprés como nadie.
Y entonces supe que debía organizar un refugio de barrio. Si Laura podía con tres crímenes mientras eliminaba los piojos de las cabezas de sus gemelos, yo podía con esto. Así que salí de allí con el cazo como escudo y la determinación en los ojos. Porque, mientras en el mundo todo se venía abajo, en primavera… las guerreras florecen.
Continuará...
Hola Noelia, todo un apocalipsis zombi primaveral y una ama de casa muy bien preparada.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu relato.
Un abrazo!
Muchas gracias, Dakota 🌷
EliminarMe dejaste intrigado, de saber como continúa.
ResponderEliminarY con con la sospecha que Nati tiene características que te son propias, como la preferencia sobre las ficciones de zombies.
¿Alguna película preferida, como la de George Romero?
Besos.
Hola, Demiurgo. Pues sí, me has pillado. Si brujuleas por mi blog, hallarás una lista con las películas que me gustan.
EliminarHola, Noelia.
ResponderEliminar¡Qué arte tienes!
Cómo te gustan los Zombies, entre los que se encuentra, me la juego, el ex de Nati. Además, seguro que ella ya se agenció un buen kit de supervivencia, no el que aconsejan ciertos politicuchos.
Has nombrado el libro, nunca pensé que elegirías este (es broma, claro); un personaje muy cercano; y has mencionado a la prima Vera. ¡Pleno!
Te tengo que comentar dos cosas:
Primero, leí «escondí el jabón en la bañera» y pensé, «¿¡Dónde suele Nati guardarlo habitualmente!?».
Y...
Te juro por la catana Hazzard Tsuba que no estoy bromeando. Cuando Nati estaba jugando con el portero y el carrito, se ha escuchao un estruendo en mi casa. Susto evidente, porque estoy solo. Ha sido un álbum de fotos de una estantería del salón, que lleva allí más años que el ambientador de pino, ha arrastrado una casita de porcelana que alguien compró, y ha sembrado el suelo de pedazos. ¡¡¡Busco ahorita mismo el libro de Brooks!!!
¿Lo que más me ha gustado? El Continuará... 😜😂
¡Es broma! Me encanta tu tono irónico-desenfadado, jugando con el terror y esa bravura que solo saben sacar de dentro de las grandes guerreras. ¡Felicidades!
Muchas gracias por otro regalo muerto-andante. ¿De verdad que lo vas a continuar? Porfa, porfa, porfa 🙏🏻🙏🏻🙏🏻🥹😂
Abrazo Grande.
Ja,ja,ja, síiiiii.
EliminarMientras lo escribía, pensé: esto no puede quedar así. Es que esta guía de supervivencia tan especial, la tengo en casa, que tal y como están las cabezas de algunos políticos, que dios nos pille confeados, como se dice.
Hola Noelia
ResponderEliminarNo me gustan los zombis, por eso no he leído ningún libro sobre ellos. Pero tengo una sobrina que va con su familia a todos los eventos que se realizan en España y ¡¡¡se lo pasan genial!!! Aún no he claudicado ante sus innumerables invitaciones... aunque en cualquier momento, caigo en la tentación. Cuando me atreva, me acordaré de ti y de Nati, con la que comparto su placer de ver a Laura lidiando con la rutina, "sus niñitos", su "ex" y los crímenes que resuelve como si fuera tan fácil como preparar unas lentejas.
Me has hecho reír con ganas... y eso que no tenía. ¡Felicitaciones! Un saludo
Marlen
Hola, Marlen. Los zombis tienen algo muy profundo... Más de lo que la mayoría de genre cree.
EliminarUn zombi no es un monstruo, un vampiro o un hombre lobo, por ejemplo. Puede ser cualquiera: rico o pobre, tu enemigo o alguien muy querido. Es la despersonalización del ser humano.
Hola Noelia. Tu relato me parece una joya narrativa: fresca, divertida y con un encanto que mezcla lo cotidiano con lo extraordinario. El tema de fondo —una ama de casa enfrentándose a un posible apocalipsis zombi con ingenio y referencias a una detective ficticia y una guía de supervivencia— está cargado de personalidad.
ResponderEliminarLa voz de Nati, la protagonista, es el corazón del relato. Su autodescripción como "ama de casa de toda la vida, madre de dos trastos" y fan de los zombis y el misterio la hace entrañable. Me encanta cómo se compara con Laura Lebrel, un personaje que parece una mezcla de detective caótica y madre práctica; esa identificación ("con la cabeza en las nubes y los pies en la tierra") da profundidad a Nati. La mención de Zombi: Guía de supervivencia de Max Brooks como su biblia personal es un guiño genial que enlaza el relato en la cultura pop y le da credibilidad a su reacción ante lo que está pasando.
La trama arranca con una escena simple pero efectiva: Nati regando macetas mientras ve al vecino del 2ºB arrastrándose. La descripción ("una expresión vacía como la de mi ex marido viendo el fútbol") me ha hecho reír. Su respuesta —cerrar todo, bajar persianas, cargar el walkie— es práctica y absurda a la vez, lo que refleja su mezcla de paranoia y sentido común. La frase "Nunca subestimes una intuición", atribuida a Laura, es un lema perfecto que guía sus acciones.
El relato crece en tensión y humor a medida que Nati toma notas en su cuaderno de recetas y convierte su casa en una fortaleza con la cómoda y el jamón en la bañera. La llamada de su madre, con teorías conspiranoicas, añade un toque cálido y realista; es fácil imaginarlas charlando como si el fin del mundo fuera un chisme más. La decisión de bajar al trastero armada con un recogedor y una cacerola es el clímax de su transformación en heroína improvisada, y el señuelo con la revista de Isabel Pantoja es tan ingenioso como absurdo —¡funciona a la perfección!
El momento de las dos lágrimas en el trastero muestra vulnerabilidad antes de que Nati se recomponga con una determinación feroz. El cierre, con su resolución de organizar un refugio y la frase "en primavera… las guerreras florecen", es un broche optimista y poético que me dejó con ganas de más.
¡Un abrazo!
Muchísimas gracias, Marcos.
EliminarEs que en este reto he mezclado dos de las cosas que me gustan: los zombis y las series de este tipo: Castel, CSI... pero sólo Laura Lebrel, de "Los misterios de Laura" es un personaje tan entrañable como para que una mujer, sencilla como yo y otras muchas, podemos sentirnos identificadas.
¡Hola, Noelia!
ResponderEliminarHe disfrutado muchísimo de tu relato, pero muchísimo. Lo que has logrado aquí es de matrícula: construir una heroína cotidiana que afronta el apocalipsis zombi con la misma actitud con la que probablemente enfrenta la vida diaria: humor, ingenio y unas ganas inmensas de seguir adelante, protegiendo a los suyos y al vecindario.
La mezcla de la guía de Max Brooks con las referencias a Laura Lebrel ha sido un acierto total, porque no solo aporta referencias literarias y televisivas muy reconocibles, sino que crea un personaje que se siente real, auténtico, de los que nos gustaría tener cerca en caso de apocalipsis… ¡o simplemente en el portal de al lado!
Me encantó cómo has incorporado la primavera no solo como estación, sino casi como filosofía del relato: ese momento en que la naturaleza florece, y también lo hace la determinación de Nati. Porque mientras el mundo parece venirse abajo, ella, con sus lentejas, su olla exprés y una dosis admirable de coraje, se alza como una guerrera inesperada. Qué maravilla de cierre, de verdad.
Además, las descripciones son tan visuales que casi podía ver al portero zombificado con la gorra puesta, o la revista del corazón como señuelo improvisado. Esa atención a los detalles cotidianos eleva el relato y le da un sabor único.
Te confieso que este relato no solo me ha hecho sonreír, sino que me ha dejado con muchas ganas de saber qué sigue. Ese "Continuará..." es un auténtico regalo para los que nos hemos quedado enganchados a la historia de Nati.
Un abrazo grande, y gracias por esta joyita que combina humor, ingenio y un retrato entrañable de la valentía cotidiana. ¡Las guerreras florecen, Noelia, y vaya si lo has demostrado!
Muchísimas gracias, Tarkion. Esto sólo demuestra que siempre, siempre, siempre, hay cabida para una historia sobre zombis, porque en un momento dado, todos podemos ser protagonistas, aunque sólo sea por un tiempo. Esto es lo que me gusta de este género, que hay tantas historias como personajes. Un ejercicio es pararse a pensar en cómo cualquier persona que ves en la calle, podría enfrentarse a un desastre de esa magnitud.
EliminarY de ahí el título de mi blog ☣🧟♀️
Tu personaje es muy precavido y asertivo, me gusta eso. Muy bien combinados los elementos que exigía el reto. Enhorabuena...
ResponderEliminarGracias, Ana 🌷
EliminarMe ha encantado tu relato, "Lentejas en un apocalipsis zombi," es una muestra de cómo fusionar lo cotidiano con lo extraordinario. Lograste crear una protagonista entrañable en Nati, cuyo ingenio, humor y determinación convierten lo que podría ser una historia de terror clásica en una experiencia fresca y divertida. Las referencias a Laura Lebrel y la guía de Max Brooks añaden profundidad cultural y un toque de realismo que eleva el relato, mientras los detalles cotidianos, como la cacerola de hierro o el jamón escondido en la bañera, enriquecen el mundo narrativo de manera única. El uso de la primavera como símbolo de resiliencia y transformación le da un matiz poético al final, dejando al lector con una sonrisa y ansias de seguir la historia. ¡Enhorabuena por esta joya narrativa! Abrazos desde Venezuela
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu detallado comentario, Raquel.
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